“La tecnología digital, sobre todo en el celular, produce adicción porque satisface. Y hoy la felicidad está en las redes, no en otra cosa: no en la familia, no en la economía, está en las redes”, expresó.

Según el psicólogo, esta búsqueda de satisfacción tiene raíces en lo que Freud llamaba la neurosis infantil, donde las pulsiones del cuerpo en la niñez marcan la vida adulta. “Las redes intervienen en estas pulsiones y provocan situaciones de satisfacción, pero también de pánico o de desmoronamiento”, explicó.

Consultado sobre los efectos en la salud mental, Orbea planteó que “en los adultos no lo sabemos, en los adolescentes sí. Los adultos, al ser gente desarrollada desde lo neuronal, tienen más estabilidad”. Añadió que las redes incluso pueden cumplir un rol terapéutico frente al aburrimiento. “A veces las redes limitan la angustia y también posibilitan encuentros”, dijo.

“El problema es en la infancia y en la adolescencia. En los adultos, en cambio, las redes pueden facilitar conocimiento, dominio y apertura”, reconoció.