“El objetivo es, a través del trabajo sobre la columna vertebral, generar un cambio global en la salud del paciente y ayudarlo a vivir de forma más saludable”, señaló.

Detalló que el abordaje comienza con el análisis de la columna y la detección de lo que en la disciplina se denomina subluxación vertebral, es decir, un desplazamiento mínimo de un segmento que altera la biomecánica normal.

“Ese segmento empieza a trabajar en una posición incorrecta y no vuelve solo a la normalidad. Si no lo tratamos, desencadena procesos degenerativos que avanzan más rápido de lo normal y son irreversibles”, advirtió.

Explicó que la quiropraxia no se limita al dolor de espalda. “A veces los síntomas son hormigueos, mareos, zumbidos en los oídos, visión borrosa o problemas digestivos. Todo esto tiene relación con el sistema nervioso central. Cuando el flujo de información entre el cerebro y el cuerpo se altera, dejamos de estar saludables”, indicó.

La práctica, subrayó, es segura y abarca todas las edades: “Atiendo desde recién nacidos hasta personas de 90 años. En los niños, por ejemplo, buscamos evitar problemas futuros, sobre todo por las posturas que generan el uso constante de celulares y tablets”.

Respecto a los mitos que rodean a la disciplina, Seveso reveló que “la quiropraxia no es hacer crujir el cuerpo ni provocar dolor. Es un abordaje responsable y seguro, basado en la evaluación del paciente y en técnicas específicas”.

Por último, remarcó que los resultados requieren compromiso del paciente y que “hay que acompañarla con cambios de hábitos: buena alimentación, descanso adecuado, actividad física y momentos de recreación”.