Coopelectric cumple 97 años este martes 30
Desde la institución ponen en valor la lucha de los pioneros fundadores y el impulso cooperativo.
Contexto de fundación
Hacia mediados del año 1928 operaba la Concesión del Servicio Eléctrico en Olavarría, la empresa, que en un inicio tuvo capitales locales, SALEO (SA de Luz Eléctrica Olavarría). Pero en septiembre de ese año fue vendida a un Trust norteamericano, la Compañía Sudamericana de Servicios Públicos “SUDAM”, que tenía más de 80 usinas en todo el país, principalmente en el sur de la provincia de Buenos Aires. Esta empresa monopolizaba el servicio y cobraba tarifas excesivamente altas. Por ello, frente a esa situación un grupo de vecinos comenzó a organizarse con la intención de crear una cooperativa local, teniendo en cuenta que por aquellos días expiraba la concesión del servicio.
El 21 de septiembre de 1928, la ciudad conoció el “manifiesto” dirigido a la población, que circuló por los diarios locales y en volantes que fueron repartidos casa por casa. Allí se invitaba a los vecinos a participar de una reunión que se realizaría con el objetivo de sentar las bases de esa iniciativa popular. La primera reunión pública tuvo lugar el 23 de septiembre y finalmente se convocó a otra para el 30 de septiembre, en la que se funda la Cooperativa Municipal de Electricidad de Olavarría para comenzar a competir con el trust.
Ese grupo fundador estuvo integrado por Rodolfo F. Aramburu, Victoriano Arroyo, Francisco Baltz, Juan B. Costa Rubert, Juan A. Errecart, Jesús B. Gómez, Martín Gregorini, Sergio Herbón, Guillermo Hoffmann, Lucas Lázaro, Francisco Louge, Antonio Mazzuchi, Aristóbulo Moya, Antonio Pelegrino, Guillermo Pelliccioni Triaca, Cipriano Pérez, Claudio Presa, Dionisio Rigada, Pedro Ruiz, Federico Sacher, Guillermo Striebeck, José M. Ventre, Carlos U. Videla Rivero, Juan P. Winggler.
Luego de analizar y consensuar el caso en la Municipalidad, el 29 de octubre se sancionó la Ordenanza Municipal que decía:
"Artículo 1º: La Municipalidad de Olavarría apoya decididamente la formación de la Cooperativa de Luz Eléctrica de Olavarría".
"Artículo 2°: Las acciones no serán de un valor mayor de cincuenta pesos y podrán cubrirse en cuotas mensuales de dos pesos".
"Artículo 3°: Declárase adherida la Municipalidad como cooperadora, de la Sociedad mencionada, con un número de acciones que se fijará una vez que se haya suscripto el capital inicial por parte del vecindario".
"Artículo 4°: Una vez constituida la Sociedad, la Municipalidad adjudicará a la misma el servicio de alumbrado público con exclusividad de toda otra institución similar".
El 4 de noviembre se realizó una asamblea en la que se otorgaron atribuciones a la comisión organizadora para elaborar los estatutos, que una vez creados fueron entregados a todos los "vecinos adherentes" a la Cooperativa.
Mientras tanto, el 1 de diciembre de 1928 la SUDAM se hizo cargo de la usina de la ex SALEO, como compradora de la totalidad del paquete accionario. El "trust" americano buscaba una concesión por diez años, ya que el acuerdo existente con la Saleo condicionaba la concesión del servicio hasta agosto de 1930, término por demás exiguo para redoblar las inversiones que hacían falta.
La SUDAM, que estaba al tanto de la iniciativa local, comenzó a difundir una propuesta por medio de la cual señalaba las ventajas que sólo podían ofrecer las grandes entidades, tales como la implementación de equipos de generación y costos de energía más reducidos. Argumentaba que para una institución que recién se iniciaba y contaba con escasos recursos, eso era algo imposible de obtener.
No obstante, para 1929 la Cooperativa Municipal de Electricidad puso en marcha la suscripción de acciones y, simultáneamente, el directorio realizó una evaluación de mercado para conocer el número probable de consumidores que la Cooperativa sumaría cuando tuviera su propia usina. La suscripción de acciones se vio contenida y la Compañía Sudamericana, a la que se le vencía el plazo de concesión, duplicó su oferta acerca de la reducción de las tarifas de electricidad y fuerza motriz.
En el año 1930 cae el Gobierno radical de Hipólito Yrigoyen en el primer Golpe Militar que sufrió nuestro país, y con el todos los gobernadores e intendentes. Con 821 accionistas, y sin gobierno Municipal, se avanza igual, aunque lentamente en el diseño de la Cooperativa.
La Cooperativa ganó un amplio reconocimiento por parte de las autoridades municipales y eso dio lugar a la consolidación del movimiento cooperativo. El presidente de la primera comisión provisoria fue Martín Gregorini, y el presidente del primer directorio fue Antonio Pelegrino.
En agosto de 1931 se abrieron los sobres de una Licitación de motores para la Usina de la Cooperativa, pero dada la crítica situación económica mundial de esos años, se retira la oferta. La inversión era de $ 800.000 y se contaba solo con $ 340.000. Tanto el Comisionado en el Gobierno Municipal, el Ing. José Manuel Ferrecio, como el luego Intendente Grimaldi y el Concejo Deliberante, apoyan decididamente a la Cooperativa y aportan los recursos necesarios para comprar los motores.
A fines de ese mismo año obtuvo la Personería Jurídica, quedando inscripta en el Registro de Cooperativas del Ministerio de Cultura.
Finalmente, el 26 de febrero de 1933 se inaugura la “Usina Popular” con motores MAN entregados por la Ericsson, uno de 300 HP (250 Kw), y dos de 600 HP (500 Kw); y en marzo comienza el suministro público y particular.
ADN Cooperativo
El 97º Aniversario de Coopelectric se da en el marco del Año Internacional de las Cooperativas, poniendo en valor el cooperativismo al servicio de la comunidad y la construcción de un futuro sostenible.
En la Declaración de Identidad Cooperativa se define como “una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada.
Las cooperativas son empresas centradas en las personas, que pertenecen a sus miembros, quienes las controlan y dirigen para dar respuesta a las necesidades de carácter económico, social y cultural comunes.
Las cooperativas unen a las personas de manera democrática e igualitaria. Se gestionan de forma democrática con la regla de “un miembro, un voto”. Todos los miembros tienen los mismos derechos de voto, independientemente del capital que hayan aportado a la empresa.
Son empresas basadas en valores, comparten una serie de principios acordados internacionalmente y actúan juntas para construir un mundo mejor a través de la cooperación. Se basan en la equidad, la igualdad y la justicia social. Gracias a estos valores, las cooperativas de todo el mundo permiten a la gente trabajar conjuntamente para crear empresas sostenibles que generan prosperidad.
Crean trabajo digno, defienden la igualdad de género y fomentan la innovación, implicando especialmente a las nuevas generaciones. Bajo el sentido innato de la responsabilidad social, priorizan a las personas, cuidan el medio ambiente, brindan servicios, cuidan a su capital humano, reivindican el trabajo asociativo y solidario que permiten beneficiar a los asociados y a la comunidad toda, contribuyendo a la construcción de un futuro mejor para todas las personas.