Posteriormente, el viernes 2, luego del horario escolar, se realizó una intervención exhaustiva, colocando cebos tanto en el interior como en el exterior del establecimiento. Resaltó que se debe cumplir con un protocolo que indica que estos no deben estar al alcance de niñas y niños.

Los cebos, explicó, fueron retirados el lunes 5 de junio a la mañana, previo al inicio de clases.

Indicó que se logró detectar que en el interior del establecimiento no hay roedores, sino que existe un “nido” en el exterior, sobre calle España, ya que se observó que allí “se están comiendo el veneno”.

Dijo que es común que suceda que después de las 48 o 96 horas de que el roedor ingirió el veneno, este empiece a “deambular con movimientos lentos, y a concurrir lugares públicos”. Se debe a que los cebos son compuestos que actúan sobre la dinámica del tejido sanguíneo del roedor, impidiendo su normal circulación.

Informó que este viernes 9 se volverán a colocar de manera masiva diferentes puntos de cebado, que se retirarán el lunes 12, previo al ingreso escolar.

Aclaró que es una vez que se identifiquen que los cebos no son comidos durante una semana, se los retira del establecimiento.