Además la mencionada pulsera no posee una acción específica sobre un tipo de insecto en particular y tiene una eficacia limitada porque sólo protege localmente la zona próxima a su ubicación. Por lo tanto, si se realiza actividad física al aire libre y el nivel de exposición a los insectos es alto, es necesario utilizar un repelente que proteja todo el cuerpo.
 
Desde el año 2009,  a partir de la epidemia de dengue, se extendió el uso de los brazaletes de silicona conocidos como “pulsera repelente”. Estos productos  se colocan en las muñecas o tobillos y llevan impregnado aceite de origen vegetal de citronella o eucaliptus, que funciona como repelente natural.
 
Los repelentes tanto de uso ambiental como  personal, están regulados por la ANMAT.
 
Durante la primavera y el verano aumenta la proliferación de insectos, cuyas picaduras pueden generar molestias o irritación y, eventualmente, transmitir enfermedades, ya que muchas especies pueden ser vectores transmisores de virus o parásitos. El dengue se transmite a través del mosquito Aedes aegypti infectado con el virus.