"Si mejoramos la calidad del descanso, mejoramos la economía"
En el aire de LU32, el antropólogo Gonzalo Iparraguirre, uno de los asesores en la redacción del texto, sostuvo que este es el primer paso para modificar hábitos que perjudican la calidad del sueño y del descanso.
El jueves 21 de agosto, durante la madrugada, la Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción al proyecto de ley que propone modificar el huso horario en la Argentina. La iniciativa es impulsada por el diputado y ex vicepresidente Julio Cobos (UCR).
Concretamente, plantea retrasar una hora los relojes en todo el territorio nacional, pasando del actual UTC -3 al UTC -4. En sintonía, aclara que también se deberá atrasar una hora el reloj respecto de la hora actual durante la época invernal.
Gonzalo Iparraguirre, antropólogo especialista en Tiempo y uno de los asesores consultados para la redacción del proyecto, explicó que esta propuesta tiene que ver con aprovechar mejor la luz solar y “ajustar lo que se llama el mediodía en nuestro país��, con la salvedad de que en las provincias cordilleranas, la modificación debería ser del horario actual al UTC -5.
“Cuando se ajusta el mediodía, tenés la misma cantidad de luz hasta la mañana y a la tarde. En cuanto a la organización social, si tengo la misma cantidad de horas entre la mañana y el mediodía, y el mediodía y la tarde, me organizo mejor socialmente para aprovechar esa luz. Por ejemplo, esto nos ayuda arrancar las actividades de la mañana de día, y no arrancar de noche como nos pasa con las escuelas, por ejemplo”, señaló Iparraguirre.
“A la tarde vas a tener menos luz. Eso es cierto. Pero, ¿Cuál es la sugerencia? Aprovechemos para que ese cambio de luz nos lleve a nosotros a cambiar ciertas costumbres, ciertos hábitos respecto a cómo organizamos nuestra vida social y no extendamos las jornadas tan tarde. Porque cuando nos acostamos más tarde, cenamos más tarde, afectamos de un modo importante nuestra calidad de sueño, nuestra calidad de descanso”, indicó el antropólogo.
En relación a la actividad comercial, Iparraguirre consideró que adoptar la modalidad de horario corrido “es una buena estrategia” para aprovechar el posible cambio de horario.
“De algún modo concentra la actividad comercial, ordena la parte de la demanda, y algún modo hace que por lo menos los trabajadores de ese rubro no tengan una jornada de tarde. En muchos países del mundo se recomienda hacer esto para justamente no tener una doble jornada en todo, que haga que vos termines el día muy tarde. De algún modo esto ayudaría a ir descomprimiendo tu agenda y llegar a la ‘tardecita’, a la noche más descansado, y disfrutar el sueño”, expresó el licenciado en Antropología.
“Es clave entender que si nosotros mejoramos la calidad del descanso, mejoramos en un montón las cosas económicas, porque si nuestra salud está mejor, nosotros vamos a ser más efectivos en el trabajo, vamos a tener menos problemas de enfermedades, vamos a tener más almacenamiento, por ejemplo baja el ausentismo en los trabajos”, puntualizó Iparraguirre.
“Va más allá de la discusión estrictamente energética. Nosotros ponemos el foco también en la calidad de la salud y en la calidad de sueño que recuperaríamos por este cambio de horario”, expresó el antropólogo.
Por último, al ser consultado por el trabajo “extra” que sería necesario realizar si el proyecto se aprobase de forma definitiva, Iparraguirre se centró en la “flexibilización”:
“Nosotros sugerimos la posibilidad de que haya un mayor nivel de flexibilidad para que las provincias y municipios puedan hacer cambios propios en todo lo que es horario escolar, comercial, gubernamental, creo yo que es donde va a estar el impacto más fuerte”, concluyó el el antropólogo especializado en Tiempo, Gonzalo Iparraguirre, quien además es uno de los expertos consultados durante la redacción del texto del proyecto de ley.
CB