Rodríguez sostuvo que, en perspectiva, fue una de las mejores ediciones en lo artístico.

Resaltó el trabajo de las dos comparsas, Bahía Ba y Daii Yará, pero también de la Murga Arrebatando Lágrimas y de la Batucada Som Das Mulheres que tocan y bailan, además de las otras agrupaciones que se han ido perfeccionando.

También destacó la suma de los artistas locales reconocidos en el país y el salto en la calidad que eso significa.

Recalcó que la fiesta la hace toda la ciudad y que atraviesa todos los sectores  sociales.

Notó que este año hubo un mayor compromiso de todos los sectores y que existe un trabajo importante de inclusión.

Por otro lado destacó el comportamiento del público, al que calculó de entre 30 y 40 mil personas.

Señaló que lo único que separa la calle del público es un hilo con una tela de 60 centímetros.

Reconoció que los problemas de violencia han existido en todos los corsos desde su reinstauración, aunque afirmó que los mismo se dan fuera del lugar del espectáculo, sillas o desfile.

Señaló que existe una situación conocida en la ciudad y que las fiestas populares no son un espacio cerrado y son parte de Olavarría.

Reconoció que es un problema que hay que atender y que dentro de las evaluaciones el tema se va a tocar.

De todos modos consideró que el lugar está plenamente ratificado, sobre todo por la concurrencia de público de todas las noches.