En estos días se han comunicado más de 10 vecinos durante la última semana, por hurtos y robos en sus viviendas.

Reflectores, alargues, inodoro y bicicleta se cuentan entre los elementos.

Afirmó que les preocupa la impunidad, porque antes los hechos se daban en la oscuridad de la noche, pero ahora, se dan en todo momento.

Echeverría indicó que lo primero que hace la víctima es avisar al grupo de Whatsapp del barrio, antes de hacer la denuncia policial.

De todas maneras, afirmó que muchos se sienten incómodos al concretar la denuncia en la Comisaría Primera, porque los manosean, se les ríen, y les dicen “ustedes ya saben quiénes son”.

Respecto a cuáles son los pasos a seguir, sienten repetitivo el solicitar una nueva reunión con la Policía y el Municipio, como la que tuvieron en febrero.

Añadió que quienes cometen los delitos ya se agrupan en pandillas, en las que hay consumo de estupefacientes, y está comenzando a haber miedo por represalias.

Se necesita la intervención de Desarrollo Social y el Servicio Local, además de la cuestión policial.

Por ahora, manifestó, siguen siendo escruches, o sea, ingresos a viviendas que no tienen ocupantes en ese momento.

Calificó como un “consuelo de tontos” el hecho de que no haya que lamentar episodios de violencia física contra vecinos.

De todas formas “saltan paredones de dos metros” para ingresar, en algunos casos.

Finalmente, Echeverría indicó que lo robado en el barrio no se “reduce” ni comercializa en el mismo barrio, al menos por lo que ellos saben.

En el barrio se comercializan elementos robados en otros sectores de la ciudad.