Franz Kafka nació en Praga, 1883 y murió en Kierling, Austria, 1924. Fue un escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo.

Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura. Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.
 Entre los cuentos que se leerán se mencionan: “La metamorfosis” de cuya publicación se cumplen 98 años; “Ante la Ley” “La partida” y “Una pequeña fábula”
“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.” Así comienza “La Metamorfosis”, este atrapante cuento que sin lugar a dudas es la obra fundamental de Franz Kafka, obra llena de simbolismos que nos habla de lo angustiante que es la vida humana y nos muestra, además, la agudeza con que el autor expresa sus sentimientos, buscando despertar emociones en sus lectores. Kafka, como otros expresionistas, distorsiona y exagera los temas con la finalidad de hacer más intensa la comunicación artística, por lo que se adelanta al surrealismo de los años 20.