Matta, en clara alusión a la discusión por el anteproyecto del nuevo código penal, indicó que no hay ninguna referencia empírica acerca de que un endurecimiento de las penas, reduce los crímenes.

Agregó que la civilización lleva mucho tiempo jugando con este tipo de ideas.

Sostuvo que está bien discutir y regularlos, pero relacionar la crisis de violencia que vivimos en este tiempo solo con el castigo es muy “pobre”, en términos sociológicos.

Por otro lado, invitó a observar la violencia implícita que está vigente en muchas instituciones.

Manifestó que existe maltrato, desconsideración, falta de respeto, prejuicios, estereotipos y demás, que contribuye a la mala educación de los que después serán actores violentos.

Estos actores «aparecen en el diario» cuando comenten un hecho de violencia, en donde se omite el recorrido previo para llegar al hecho.

Consideró que el punto crítico de la sociedad es cuando la gente muere a manos de otra gente.

Como solución puso como actor fundamental al Estado, pero no como el único que debe hacer algo.

Puso como ejemplo que él conoce a docentes que enojados, con prejuicios y estereotipos se paran frente a un aula.

Casos como ese es necesario ir salvándolos, y tratando de buscar alternativas a los enojos irracionales.

Matta observa que hay dos caminos por los cuáles la violencia se ha impuesto para afrontar los conflictos.

Por un lado tenemos, y debemos reflexionar como sociedad, un empobrecimiento en los recursos para enfrentar conflictos.

Por el otro, avanza un lenguaje para enfrentar conflictos que va acallando muchas otras posibilidades para tratarlos, como el diálogo, la conversación, la puesta en común con el otro y su aceptación y la reducción de los estereotipos.

Añadió que la violencia supera a las situaciones que pueden observarse en los medios de comunicación.

Se piensa a la violencia en términos amplios, ya que los hechos deben articularse con otros en el Sistema Social.

El recrudecimiento de la utilización de armas blancas o de fuego, no es ajeno a modificaciones que se sufren en otros planos de la sociedad.

Agregó que cualquier conflicto en los que intervenga un arma no se resuelve, sino que crea problemas aún mayores.

Por último, sostuvo que la violencia es una invención de la cultura, ya que cuando nacemos, los humanos no somos violentos.