Era hazaña. Estaba dejando afuera al mejor equipo de la fase regular, al histórico Estudiantes de Olavarría, el cual en su mejor época bajo la conducción de Sergio ‘Oveja’ Hernández logró entre tantas cosas un bicampeonato de Liga Nacional.
 
Por eso y mucho más no se podía quedar afuera de las semifinales. Y es allí donde está la explicación de esta eliminación del Centro Deportivo Rivadavia, que lo ganaba cómodamente 68-62, tras una gran levantada en el último cuarto, pero fallos polémicos lo dejaron sin nada.

El Naranja lo perdía 13-7 y tuvo un mejor cierre dentro de un primer cuarto en el cual los dos mostraron ciertas falencias para poder sortear los sistemas defensivos implementados por ambos entrenadores y quedó 13-12 abajo. El comienzo del segundo cuarto encontró mejor al Bataraz, aunque el Naranja también tenía lo suyo. 

Por el local daban la cara Sánchez y Leandro Mateo, en tanto que por la visita, Gómez también aportaba puntos y sumaba en la categoría rebotes a lo que hacía Jerez. Pero cuando promediaba el parcial se dio un quiebre. Estudiantes sacó una máxima 38-28 gracias a los “tantos” de Luciano y se fue al descanso largo más tranquilo.

El partido no cambió de tónica en el comienzo del complemento. Ante cada reacción del visitante, el histórico dueño de casa mostraba sus diferentes alternativas ofensivas para mantener aquella brecha de ventaja. Pero había tiempo y con el 12-2 en 3’30’’, Rivadavia  hizo ilusionar con una remontada, dejando la historia 58-56. Luego vino un triple de Jerez con el cual pasó al frente 58-59. 

Y como dice el dicho, caballo que alcanza quiere ganar, el Naranja exprimió al ciento por ciento sus condiciones y se puso 62-68, con 2’ redonditos por delante. Sin embargo el Bataraz se arrimó peligrosamente 65-68 y lo dio vuelta con una ayuda extra, algo que mancha su rica historia de otrora y la que se está reescribiendo en esta temporada. Una pena para el Naranja que dejó todo