En el Espacio podrá verse cine nacional no comercial, a muy bajo costo de entrada para el público, tal como funciona en localidades vecinas como Tapalqué y Tandil.

Tras la introducción de Moriones, que contó la génesis del proyecto París, donde llegará el nuevo proyector del INCAA hacia el primer aniversario a fines de noviembre, la palabra la tomó el legislador César Valicenti.

Valicenti recordó que él creció en pleno boom del ingreso del cine proveniente de Hollywood. Agregó que hace un tiempo, según decían con el intendente, Olavarría casi se queda sin cine.

Señaló que hay una demanda clara por parte del público, y que eso es un signo de época también. Resaltó que no es una actividad que sólo tiene rentabilidad sino que es algo que además, instala valores.

A su turno, Eseverri sostuvo que, pese a las voces agoreras, la Argentina y los argentinos han vuelto al cine. Reveló, tal como se había informado en LU32, Olavarría va a vender casi 2 tickets por habitante este año, cuando el anterior casi no había llegado a 1.

Retomó a Valicenti y explicó que el cine es una de las tantas manifestaciones culturales que tiene la ciudad que, además transmite valores y conceptos. Coincidió que el cine argentino muchas veces ha estado alertagado o dormido y tapado por el cine foráneo.

El vicepresidente del INCAA tuvo uno los discursos más encendidos relacionado con lo que habitualmente expresa la presidenta. Indicó que “no fue magia” que haya un cine en el corazón de la ciudad por el impulso empresario y que “tampoco es magia” que llegue un Espacio INCAA a este lugar.

Recordó que en el marco de la dominación cultural nos habían inculcado que todo lo que hacíamos los argentinos era malo y hasta algunos llegaron a pensar que el Cine Argentino era malo.

Por último, las palabras más viscerales vinieron de Víctor Laplace.

Recordó que la lucha de cuándo eran jóvenes fue demorada, entre otras cosas por el exilio. Eso, dijo, le complicó la vida, pero lo ayudó a crecer.

Pidió ver la piedras preciosas de nuestro país y no tanto las piedras preciosas de otros países que no tienen que ver con nosotros. Reconoció que hay que ver algún “tanque” cinematográfico de vez en cuando, pero las salas de cine saben que atrás de ese tanque vienen cinco porquerías.