A partir de la gestión de las docentes para conseguir las máquinas de coser, comenzó a elaborarse el proyecto de un taller de costura cuya función en un principio fue arreglar la ropa de los mismos internos. Más tarde y con el aporte del jefe de talleres de la cárcel, Ignacio Pagano, surge la posibilidad de establecer un contacto con el “Hogar de  Niñas San José” y analizar las posibilidades de colaborar con esta institución

La ropa en desuso de los mismos internos y del personal penitenciario, se convirtió en la materia prima para fabricar mochilas y cartucheras para que las niñas concurran a la escuela, además de realizar arreglos y costura de su indumentaria.

Silvio, antes de perder la libertad se dedicaba al rubro textil y posee amplios conocimientos que tienen gran valor para el proyecto, él será el encargado de capacitar a sus compañeros, es decir, el agente multiplicador que instruirá a aquellos que estén interesados en formar pare de este proyecto en el cual se realizarán arreglos en general, costura de ropa, confección de mochilas y cartucheras.

Las implicancias del taller continuaron multiplicándose, ya que el Capellán del establecimiento, Padre José María Quatroccio, se sumó aportando la idea de acercar la ropa que la gente dona a Cáritas para que los internos la arreglen y lleguen en buenas condiciones a sus destinatarios.

Los directivos de la cárcel, a cargo de la Inspector Mayor Norma Puccia, impulsan este tipo de trabajos que no sólo amplían el abanico de posibilidades laborales y de capacitación dentro de la U27, sino que a la vez se disminuye el tiempo de ocio en los detenidos e incorporan hábitos de trabajo, adquieren conocimientos que les permiten utilizar estos recursos para la vida en libertad y se sienten insertos en una actividad con proyección en la sociedad para colaborar con quienes más lo necesitan.