Sábado 20 de Abril de 2024

LOCALES

14 de febrero de 2018

El testamento de “El Sultán”

“El Sultán” fue el Rey Momo de los Corsos Oficiales 2018. La Escuela de Artes Visuales “Miguel Angel Galgano” representó al Momo en un perro, ya que es el animal que este 16 de febrero inaugurará el Año Nuevo Chino y cuya energía humanista de tierra que se caracteriza por la lealtad, paciencia, fidelidad, desarrollo de la intuición y de la compasión acompañará durante todo el 2018.

Fue inspirado en un diseño proveniente de la cultura Olmeca y en alebrijes, que son figuras tradicionales mexicanas zoomorfas que se componen por la combinación de elementos fisionómicos de animales -no solo fantásticos sino también reales- y se los considera capaces de atraer la buena fortuna y felicidad.

 

El equipo de trabajo estuvo conformado por los profesores: Cristian García y Josefina Bilbatua, junto a los alumnos  Alejandra Spinoza, Luciana Lopez, Alfredo Puertas y Matías Giacomino. Tuvieron el acompañamiento y supervización de la directora de la institución Virginia Maldonado.

 

En la noche de este martes, la quema del Momo representó el fin del carnaval. El testamento de “El Sultán”, escrito por Matías Verna, expresó lo siguiente:

 

“Buenas noches familia. Perdón el atrevimiento y la inclusión, así casi sin conocernos y sin tutearnos, pero me siento parte de ustedes.

 

Ha pasado un año intenso, ¿no?. Somos argentinos y tenemos en la sangre ese poder que nace de la tierra, de levantarnos y salir a pelear, de caernos y volver otra vez al ruedo, como decía un Momo amigo de otra ciudad.

 

Al finalizar este carnaval daré inicio al Año Nuevo Chino con lealtad, paciencia y sinceridad como ejes en la vida. Acá me ven, hijo de este carnaval, de estas noches de color y alegría, heredero de aquella Venus hermosa que el año pasado se hizo cenizas para darme luz y vida en este año. Hijo de las manos de la Escuela de Artes Visuales que me han creado como siempre lo soñé. Dicen que uno antes de llegar al mundo elige su lugar y sus características, pues yo me soñé así y las manos de mis creadores fueron las que también amasaron mi sueño y mis ganas de estar acá.

 

Sabrán que este testamento es el del adiós. Pero esta despedida es de alegría, es de haber vivido intensamente, rodeado de música popular, de felicidad en movimiento, con las comparsas que saben de pasiones y con las carrozas que le dan alegría y diversión a cada luna que nos cobija.

 

Soy el Rey Momo pero desciendo de estas alturas para estar con ustedes. Los honores que tengo son la compañía de nuestra ciudad y el calor popular con el que todos los que han podido presenciar al menos una noche me han brindado.

 

Me llevo la enseñanza de las familias que han ocupado un lugar y han reído y aplaudido en gratitud al esfuerzo. Tengo un montón de valores que creía perdidos y que aquí los encontré.

 

Con mi corona y capa les doy mi bendición. Los invito a seguir luchando como los verdaderos guerreros que son. Con los pies plantados en la realidad, la guardia en alto y las alas para continuar.

 

Al escribir este testamento y al hablar de valores es imposible que no me lleguen imágenes de enfermeros y médicos, de comerciantes, remiseros y taxistas, barrenderos, fabriqueros que luchan, rincones y comedores solidarios, docentes, alumnos… ¡uff cuantos somos!. Y otra vez digo somos porque es así, me salen palabras de sentirme de acá, de no haber vivido en otro lugar. Y cuando uno encuentra su lugar y tiene el placer de decir ‘yo soy de acá’ es hermoso. Eso es la identidad.

 

No me olvido de nuestros artesanos, por supuesto, ni de los músicos que tan bien le hacen al alma, de los escritores que tiene Olavarría, los penitenciarios que llevan el pan a tantas familias como tantos funcionarios de seguridad, los constructores, herreros, carpinteros, mecánicos, electricistas. Los comunicadores que tan bien le hacen al disenso. Los bomberos, esos sí que levantan el teléfono enseguida y salen rapidito a donde hay un incidente.

 

¡Qué linda noche! ¡Qué emocionado estoy!. Perdón si me olvido de alguien, somos tantos.

 

Me han contado otros Momos que ya no están, que cuando llega este momento muchos dejan sus asientos y aprovechan para ir a buscar el coche o que se aburren con las palabras del testamento, imagínense que si no fuera por ustedes yo no estaría y que sin Rey Momo tampoco el carnaval es completo, ¿me entienden?. Sé que nadie es imprescindible como también se que nos necesitamos los unos y los otros. Unirnos nos hace más fuertes como personas y como sociedad, sin resentimientos ni mala fé.

 

Me voy. Ahí la vi a la abuelita divirtiéndose y esa es la recompensa. La alegría. Los aplausos. El amor.

 

Chau. Los abrazo y celebro otro año juntos. No me extrañen. Recuérdenme, como yo lo haré con ustedes. Hasta pronto. ¡Que viva el carnaval!”.

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