La firma Mil Ocho MGJ dice que no pudo hacerse cargo de su operación.

Recordaron que ‘Cuando la Municipalidad llamó a licitación para la concesión del Matadero, con las mejores intenciones, con muchas ganas de trabajar y con toda la responsabilidad del caso, nos  presentamos, cumplimos con todos los requisitos y fuimos adjudicados. En el mismo decreto de adjudicación se destacó la “consistencia del proyecto” de la empresa’.

‘Nuestro objetivo era mejorar la calidad del servicio y expandirlo, manteniendo las fuentes laborales y creando nuevas. Nosotros también somos una familia de trabajo’.

‘Para poder iniciar la concesión era un requisito indispensable que las autoridades sanitarias provinciales habilitaran a la empresa, por un lado, y al predio, por otro. Nosotros cumplimos con todos los requisitos exigidos pero el predio, que pertenece a la Municipalidad y estaba en poder del concesionario anterior, no superó los controles: primero fue suspendido y luego clausurado. Queremos que quede debidamente aclarado que las razones por las cuales se cerró el predio son totalmente ajenas a nosotros, se debió al estado físico sanitario en que se encontraba antes de hacernos cargo, y naturalmente, no imputables a nosotros.
Siempre quisimos cumplir con las inversiones que comprometimos, pero ni siquiera pudimos iniciar la concesión: así lo reconoció la propia Intendencia en el decreto 1304/18 que rescindió el contrato de concesión y consintió en forma expresa que fue sin culpa de esta parte. En el decreto determinó que el motivo de la anulación del contrato fue la clausura definitiva del predio, la que consideró una “causal objetiva y ajena al Municipio y al contratista”. Por ello, además, admitió que “no corresponde la imposición de multas” a la empresa’.

‘Tal es así que nunca fuimos notificados de los motivos de la suspensión del predio ni de su clausura, nunca se nos pidió modificar la cantidad o el plazo de las inversiones comprometidas, ni tampoco se nos comunicó nunca que debíamos tomar posesión del predio’.

‘Lamentamos profundamente la clausura del Matadero, que conlleva la pérdida de fuentes de trabajo para numerosas familias de nuestra comunidad en un momento complicado de la economía de nuestro país. Para nosotros, también este desenlace ha sido muy difícil: nos ha traído perjuicios económicos y hemos tenido que pasar momentos personales y familiares muy complejos’.

‘Nos duelen, también, las palabras de algunos funcionarios que públicamente nos han querido hacer responsables de la situación, faltando a la verdad. Mientras en los documentos de la licitación reconocen la seriedad de nuestra propuesta y que no tuvimos ninguna responsabilidad en la clausura’.

‘Nosotros respetamos su investidura, y pedimos, simplemente, que nos respeten como ciudadanos, como empresa, como familia que quiso dar lo mejor de sí para sacar el Matadero adelante’.