Jueves 18 de Abril de 2024

LA REGIóN

22 de diciembre de 2019

‘El sistema judicial debe comenzar a hablar el idioma de la sociedad’

El juez necochense Mario Juliano, participó de la presentación del nuevo libro de “Víctimas por la paz” que incluye la experiencia de la bicicletería solidaria en Tandil, una iniciativa de Sergio Núñez, que tiene como propósito contener a niños y adolescentes en riesgo.

Previo a la charla debate, mantuvo un encuentro con Gastón Argeri, presidente del Colegio Departamental de Azul, con quien evaluaron la posibilidad de diseñar una agenda institucional de actividades conjuntas, para el 2020.

Juliano volvió a poner el acento en la necesidad de renovación de algunos conceptos e ideas, con el fin de avanzar en materia judicial, en una sociedad que “siempre va por delante de su dirigencia”.

En relación a su experiencia en el diseño de herramientas que promuevan esa transformación, se refirió al caso uruguayo de Punta de Rieles: “Uruguay ha sido muy inspirador y, aunque nada puede replicarse de manera exacta, nos ha provisto de buenas ideas. Ni siquiera en otro sitio de Uruguay se ha logrado montar la experiencia de Punta de Rieles. Pero lo fundamental son los conceptos y las ideas que ayudan a construir una alternativa. En ese aspecto, ha sido muy inspirador el modo en que están trabajando con los liberados. Estos intentos diferentes nos invitan a dejar las teorizaciones y a ponernos manos a la obra con acciones concretas, a abandonar la omnipotencia poniendo de relieve cosas más pequeñas y palpables que no le van a resolver el problema a toda la sociedad pero sí a algunas personas”, subrayó.

En relación al contexto nacional en la implementación de estas prácticas, se refirió a la experiencia de Batán: “nuestro sistema penitenciario está en crisis, pero están ocurriendo algunas cosas interesantes. En Batán, una comunidad de 1400 privados de libertad, tenemos dos o tres talleres autogestionarios. En algunos de los stands de elaboración artesanal que trabajan los liberados, se venden productos producidos en la cárcel.

Por otro lado, dentro de lo más novedoso que hemos implementado a raíz de esas ideas que trajimos de Uruguay, desde septiembre funciona un programa de prevención y solución de conflictos. En lugar de aplicar el sistema sancionario disciplinatorio tradicional, se gestiona la solución, partiendo de ideas de la justicia restaurativa, tratando de buscar salidas consensuadas a ese conflicto. Si se logra superar, y si la persona cumple con las condiciones pactadas, se extingue la cuestión disciplinaria y no le quedan antecedentes en el legajo. Este programa es manejado por un órgano ejecutivo que, mensualmente, rinde cuentas ante un comité integrado por penitenciarios, docentes, algún miembro del Poder Judicial, el cura y personas privadas de la libertad quienes, en situación de paridad, analizan el curso a seguir, tareas de prevención para mejorar la convivencia, descongestionar conflictos y saldar esas infracciones con algunos servicios a la comunidad que, en el caso de Batán, se traduce en el sostén de una huerta que dona la producción a diversas entidades de bien público.”

Durante el encuentro mantenido con el Dr. Argeri, se refirieron a las medidas tomadas por el gobierno de Kicillof, en relación a la búsqueda de una solución a la crisis de sobrepoblación del sistema penitenciario bonaerense. “Creo que la mesa de diálogo convocada por la nueva gestión debe incluir a las personas privadas de la libertad: hay que dar al nuevo gobierno una oportunidad, escuchar qué ideas tienen, qué voluntad y cuánta voluntad de superar esta crisis”, dijo.

Justicia restaurativa “de un lado y del otro del mostrador”

“Creo que la abogacía, en general, tiene un enorme compromiso para que prosperen, crezcan y se difundan todas las herramientas de la justicia restaurativa. Visto en perspectiva, en todo el país, se están generando diversas experiencias institucionales con un muy buen resultado. De un lado y del otro del mostrador, la abogacía tiene la ocasión de comenzar a devolver algo a la sociedad, de tanto que ésta nos ha dado.

Antes de trabajar el en Poder Judicial, estuve 18 años del otro lado del mostrador, conozco la idiosincrasia de esta profesión, y este cambio no va a significar la disminución del trabajo. Los abogados y las abogadas pueden seguir haciendo muy dignamente su labor, promoviendo la justicia restaurativa, brindando verdaderos servicios a la comunidad y que sea litigioso aquello donde va a quedar muchísima materia por trabajar: no todo se puede lograr a través de la conciliación y mediación.

La justicia restaurativa es una disciplina a trabajar, es necesario profundizar, concebir especializaciones, fundamentalmente para generar los ámbitos propicios que permitan que ocurra el “milagro” en la búsqueda de alternativas de solución, es decir, salir gradualmente de los esquemas tradicionales y apostar a las respuestas evolucionadas a los conflictos, donde cada uno ceda un poco. Tenemos que comenzar a proyectar soluciones más creativas que la mayoría de las que están vigentes en el Poder Judicial”.

Argeri y Juliano coincidieron en la apertura y difusión del debate que se ha generado en la sociedad, en relación al uso medicinal del cannabis.

“Estoy convencido de que la ciudadanía está muy por delante de la dirigencia y tiene mucho más coraje que los dirigentes. La abogacía de la que formamos parte ha sido una profesión concebida para la defensa de un determinado status quo. Creo que hemos llegado a un punto donde necesitamos una cierta rebeldía o, por lo menos, una rebeldía calculada que nos permita salir de un cierto estado de cosas. Necesitamos tender esos puentes de plata y, en ese sentido, el juicio por jurados ha sido un avance significativo para intentar reconciliarnos con el resto de la sociedad y comenzar a hablar el idioma cotidiano y corriente. Estamos en un contexto y en un momento interesante”, concuyó.



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