Jueves 28 de Marzo de 2024

LA REGIóN

23 de noviembre de 2020

Culminó el Primer Congreso de Inteligencia Artificial y Derecho

El 1° Congreso Virtual de Derecho de lo Artificial convocó a casi 36 disertantes de 5 países.El presidente del Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Azul, Gastón Argeri, entidad organizadora junto con la Fundación CIJUSO agradeció a todos los disertantes y asistentes que participaron

 “Durante estos cuatro días nos dimos los espacios de debate y reflexión que teníamos pendiente. Tenemos un gran compromiso por delante: diseñar grandes lineamientos a futuro, teniendo en cuenta que estamos enfrentando un fenómeno global. La IA es presente, no es futuro, convivimos con ella a diario en el mundo real, aunque tenga una génesis virtual. A lo largo de estas cuatro jornadas, hemos concluido que las tensiones entre IA y Derecho son más de forma que de fondo. Tenemos un sustrato común: una mirada respetuosa y responsable hacia las sociedades donde trabajamos y vivimos. El Derecho, tan arraigado a los límites geográficos, deberá aggiornarse para comprender en su materia este mundo de siglo XXI que, en más de una oportunidad, nos exige actualizarnos y estar a la altura de los nuevos desafíos. La única manera de establecer esas bases es empezar a trabajar en normativas que, a priori, son de difícil aplicación en ese mundo virtual. Sin embargo, en la práctica, se advierten muchos aspectos que suceden en el diario acontecer”, subrayaron los organizadores

“Este encuentro seguramente no encontró respuesta a todos los interrogantes que se abrieron en cada panel. Pero, sin dudas, fue el puntapié inicial para empezar a pensar cuáles deberían ser las regulaciones globales y locales, partiendo de la idea de que el Derecho ponga algunos límites o que establezca acuerdos troncales entre los distintos actores en juego”, concluyeron.

IA y Derecho: diálogo disciplinar y perspectiva común

Durante el 1° Congreso Virtual se abordaron múltiples temáticas que allanaron el camino hacia la búsqueda de soluciones prácticas y herramientas para la práctica profesional cotidiana. Por ejemplo, el uso práctico de las criptomonedas: cómo hoy se pueden comprar o hacer transferencias a través del uso de una moneda pensada para el mundo virtual pero que tiene un impacto cada vez mayor el mundo físico. También se habló sobre la aceleración del proceso tecnológico durante la pandemia: “la gente ha sido embestida por una ola virtual y podemos constatar, con mayor asiduidad, la aparición de delitos por parte de organizaciones que operan en la red y que buscan esos nichos que podríamos denominar “cibercrimen”, destacaron los panelistas. Asimismo, se analizó el impacto de la incorporación de la IA en el campo de la prensa (el desarrollo de las fake news) y en el mundo del trabajo. “¿Vamos a ver la generación de nuevos empleos o, por el contrario, asistimos a la pérdida de ellos? Cuál es el rol de la educación, a los efectos de preparar a las nuevas generaciones para enfrentarse a este nuevo escenario y a las viejas generaciones para adaptarse y readecuarse?”, plantearon.

Desfase vs nueva legislación

El desfase entre Derecho y tecnología se puede rastrear de manera práctica. La evolución tecnológica, producto de la materia misma y de su mística y financiamiento, corre de manera mucho más acelerada que los debates jurídicos que se caracterizan por ser muy largos en el tiempo, con posiciones encontradas y ligados a diversos intereses. Como consecuencia de ellos, surge una norma que también tiene un proceso muy particular para que eventualmente sea sancionada y se consolide en los Tribunales. Se enfrentan una materia profundamente intelectual, de eminente carácter discursivo y argumental -que tiene sus tiempos específicos y que necesita un plazo de maduración- con la dinámica de la tecnología donde también subyacen los intereses de los diversos jugadores del mercado tecnológico para que ese mercado avance.

Ese desfase evidencia la necesidad de contar con regulación sólida y específica que logre comprender y encorsetar al fenómeno. El avance tecnológico es escasamente reflexivo y genera profundos cambios en nuestras sociedades, más allá de los daños específicos que puede provocar, tanto en el ser humano como en las cosas. Eso merece un llamado de atención para el Derecho y justifica fundamentalmente la intervención del Estado en estas nuevas sociedades, una intervención que se da en diferentes niveles, dependiendo del avance que estemos analizando, sobre todo si existe una incidencia en los consumidores o en aspectos fundamentales como datos personales, la salud, el sistema financiero o el mercado laboral. El Estado debe regular estas intervenciones para equiparar fuerzas.

“Creemos que esta primera edición es un llamado urgente para comenzar a trabajar no sólo desde la normativa sino también desde todas las otras áreas, de manera interdisciplinar”, concluyeron los organizadores.

 Un paso fundamental

“Desde nuestra óptica, estimamos que hay una especialidad distinta a las clásicas que consagra el Derecho en esta evolución vertiginosa de la tecnología que avanza sobre casi todos los órdenes de la sociedad, incluidos aquellos que parecían ser prerrogativas del Derecho.

“Durante cuatro días hablamos de sistemas democráticos, cómo responden las instituciones y evaluar si una estructura del sistema jurídico pensado para los siglos XVIII, XIX, XX se amolda a este siglo XXI. Fuimos determinando cuestiones que, por un lado, impactan en lo cotidiano, pero por otro lado hacen a una proyección de país hacia futuro que quiere ser parte del desarrollo tecnológico porque es indiscutible que invocamos una herramienta y puerta fundamental para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos pero insistiendo en la idea eje que da marco a este congreso: el objetivo central de cualquier desarrollo tecnológico no puede ser ir en busca de una especie superior sino de una tecnología que contribuya a mejorar la calidad de vida de los humanos, que termine o, al menos, provea los modos de achicar las desigualdades dentro del proceso económico. Desde el punto de vista de la academia y la doctrina, se han hecho muchos esfuerzos por parte de autores y autoras que están estudiando y analizando temas que se vinculan con la tecnología y, desde la organización del congreso, hemos convocado a los expositores que consideramos más relevantes en la escena nacional y de los países que nos acompañan, pensando en el abogado de a pie, que ejerce la profesión, que ocupa puestos estratégicos en el sector empresarial o dentro del Poder Judicial porque son temas que han adquirido una dimensión mediática y general.

Vamos, en definitiva, por la construcción de un Derecho de la IA o de lo artificial que nos provea de los nuevos cimientos que necesitamos para un Derecho de siglo XXI”, cerró Argeri, agradeciendo la buena predisposición de expositores y asistentes a esta primera edición.



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