Para quienes pertenecemos al mundo de la academia, nos resulta familiar la idea de que cada día se aprende algo nuevo, y de los lugares menos esperados.
Aun así, nadie podía predecir el impacto que iba a provocar este 2020. Tuvimos que revisar todos nuestros saberes. Pero la introspección fue más allá de poder conectarse a una plataforma o a compartir una pantalla. En poco tiempo nos estábamos preguntando si seríamos capaces. Si afrontar todo un año académico sin estar cerca era algo posible o solo estaba en nuestros deseos imposibles de cumplir.

Y llegamos todavía más lejos. Nos miramos hacia adentro, nos revisamos. Aprendimos en una maravillosa comunión de roles: estudiantes indicaban a sus docentes cómo grabar una clase, nodocentes armaban tutoriales y nuestros graduados aportaban sus experiencias.

Y pudimos. ¡Vaya si pudimos! Llenamos el año de logros, graduamos profesionales, investigamos y nos hicimos más familia que nunca.
Ojalá hayamos aprendido que lo desconocido también nos puede hacer mejores. Como la Facultad de Ingeniería de Olavarría. ¡Feliz 2021!