El uso que se hace de los espacios sociales creados por las organizaciones libres del pueblo, ya sean clubes, sociedades de fomento, comedores,  y todo tipo de manifestación barrial es una forma sana y efectiva de lograr las pequeñas y grandes cosas que, como vecinos, queremos para nuestro entorno, con la libertad y tranquilidad de un vínculo estrictamente social y solidario

Lamentablemente estas instituciones  vecinalistas vuelven a sufrir los embates de espurios intereses desde el propio poder ya que es el mismo municipio quien complica  su funcionamiento, crea divisiones entre los vecinos y ensucia  los nobles propósitos de sus integrantes, usando un discurso que resulta incoherente con la política pregonada por el partido al que pertenece que manifiesta , ahora con cruda sinceridad, su desprecio por la situación popular y pregona el “sálvese quien pueda”.

Es visible el manejo que intenta el intendente Galli moviendo a sus principales operadores para lograr sus objetivos, que no son precisamente la prosperidad de las organizaciones barriales, sino los mezquinos intereses de su prematura campaña política.

De la misma manera que, como es permanente su apoderamiento de los méritos ajenos (la famosa foto y gacetilla que publican algunos medios) de obras realizadas por la Provincia o la Nación, es también sistemática la operación sobre las organizaciones barriales.

Como ejemplo más inmediato vemos ahora aparecer  a la “Unión Vecinal de Olavarría”, UVO, que se arroga la representación de todos los barrios, pisoteando el trabajo de décadas, de verdaderas instituciones barriales.

Si bien, las Sociedades de Fomento dejaron en claro el repudio al uso de sus instituciones como instrumento de estas operaciones políticas, no podemos dejar de manifestar nuestro rechazo y alertar a nuestros vecinos de estas acciones reñidas con la ética y el respeto comunitario.

La presentación, organizada  por uno de los principales operadores de Ezequiel Galli,   que contó con el aval del propio intendente municipal parece el inicio de una saga de  situaciones de características realmente preocupantes.

Vale recordar que, a pocos días de estos hechos, la Fiscal María Paula Serrano,  notificó la formación de una causa  a un ex funcionario que se desempeñaba como coordinador de la Secretaría de Desarrollo Humano y Calidad de Vida del gobierno de Galli quien lo “suspendió” administrativamente por estar acusado de estafa en la venta de terrenos municipales que ejecutó, supuestamente, haciendo uso de su cargo y de los vínculos políticos logrados con su accionar territorial en distintos barrios.

A los pocos días se produce una nueva denuncia, en este caso hacia un concejal del PRO, por ejercer su función estando inhabilitado, de acuerdo con lo establecido en la Ley Orgánica de las Municipalidades ya que, simultáneamente, es proveedor municipal.

Ya nadie pone en duda la procedencia de la investigación que hace el Concejo Deliberante sobre las irregularidades de las viviendas del Plan Tuvi donde se han verificado errores constructivos de todo tipo y un muy deficiente control por parte de la Secret6aría de Obras Públicas..

Resulta también sorprendente  la designación de la Asesora Legal del Sindicato de Municipales  como Directora de Gestión Municipal, lo que resulta raro desde  todo punto de vista porque, más allá de la posible incompatibilidad, por lo menos desde lo ético,  de esta doble función, muestra nuevamente el dudoso perfil del intendente que habla, como lo hacía Macri, permanentemente de la transparencia y hace cargo al gobierno nacional y provincial de su inoperancia como ha ocurrido ahora con la falta de arreglos en la calefacciones de escuelas porque “la provincia no envió tres millones de pesos”.

Mientras todas estas cosas ocurren Galli,  en el lanzamiento de la nueva tarjeta para el Programa Alimentario Municipal, se regodea diciendo que “Hoy es un día de muy buenas noticias para los olavarrienses que cada día tienen un Municipio más transparente”. Como vemos las aguas no son tan transparentes y bajan cada vez más turbias.