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EDUCACIóN

27 de agosto de 2022

Ingeniería desarrolló software que reemplaza a uno importado

El sistema diagnostica fallas sin detener la producción. Es pionero a nivel país, en lo académico y empresarial. La cerámica Cerro Negro destaca dicho servicio, antes adoptado por Loma Negra. En septiembre se lanzará oficialmente. Es un modelo capaz de “competir” con una versión británica y de sustituir importaciones bajo el sello FIO.

“Es una versión nacional, pionera y más económica, que tiene el sello FIO”, plantea el ingeniero Carlos Verucchi, con sentido de pertenencia y entusiasmo contagioso. Motivos no le faltan: participa del grupo de investigación INTELyMEC y dirige el Laboratorio Industrial de Máquinas Eléctricas (LIDME) de la Facultad de Ingeniería, donde se ha diseñado un software para mantenimiento de máquinas eléctricas que es aplicado con éxito en industrias de la zona.

El sistema informático fue ideado para realizar mediciones online de distintas variables en motores eléctricos a escala industrial y dispone de un programa que diagnostica y anticipa las fallas sin la exigencia de detener una línea de producción.

La iniciativa es pionera a nivel país tanto en lo académico como en lo empresarial y la cerámica Cerro Negro destaca esta aplicación que fue adoptada con anterioridad por la cementera Loma Negra.

Ahora, en septiembre, el LIDME presentará este software oficialmente como un modelo capaz de optimizar el proceso productivo regional y en condiciones de salir a “competir” con una versión europea, favoreciendo la sustitución de importaciones bajo la marca FIO.
 

Primero en Loma Negra

El Ing. Carlos Verucchi lleva décadas decodificando motores con un puntapié clave: el posgrado sobre diseño de máquinas eléctricas que hizo en Chile, en 2000. “Esas ideas se habían empezado a implementar Estados Unidos y Europa y yo quería replicarlas en Argentina, donde estaba todo por desarrollar”, argumenta el investigador, que trabaja codo a codo con el Ing. Matías Meira, docente y estudiante de doctorado a punto de graduarse y con Lucas Puntano, alumno de la FIO.

 

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El software diseñado por la FIO permite diagnosticar la "salud" de un motor eléctrico sin suspender la producción.

“Desarrollamos nuevas herramientas que permiten un diagnóstico sin sacar al motor de servicio. No interrumpe la producción ni tiene tiempos muertos. Es online y no invasivo. Se toman mediciones en el tablero de comando”, indica Verucchi con precisión.

“La empresa Loma Negra fue nuestro primer cliente. Primero con pruebas piloto y desde hace casi 10 años nos ha contratado para el control de motores en la planta L’amalí 1 y en 2021 se sumó L’amalí 2”, destaca el investigador.

El software permite detectar fallas en una máquina, determinar el grado de severidad y efectuar un diagnóstico completo sobre su funcionamiento. “Se busca que el daño sobre el motor y sobre el proceso sea el menor posible. A medida que fuimos probándolo a escala industrial le fuimos agregando funciones al software de acuerdo a lo demandado por los ingenieros de mantenimiento”, añade el especialista.
 

Cerro Negro, un caso testigo

Cerro Negro siguió los pasos de la compañía cementera y sumó la aplicación del sistema operativo a otras prestaciones que ya venía realizando la FIO en dicha empresa, tales como la modelización de procesos, ensayos de resistencia de materiales y capacitaciones.

Este “nuevo” servicio contempla mediciones online del consumo de corriente y tensión de alimentación para diagnosticar el estado general de una máquina. “En estos ensayos dinámicos se pueden distinguir dos tipos, los realizados en régimen permanente, es decir con el equipo ya funcionando, y los que se aplican en régimen transitorio para evaluar también el sistema de arranque”, explica Miguel Sottile, supervisor de Mantenimiento de Cerro Negro.

A fines de 2019 comenzaron con el ensayo del motor de un molino pendular utilizado para molienda de arcilla y el variador de frecuencia que controla su velocidad. “Se necesitaba evaluar el conexionado y posibles fallas por tener elevada temperatura en determinados estados de carga del molino”, indica el referente de la cerámica que bordea la Ruta 226.

 

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En Cerro Negro destacan que las mediciones de la FIO optimizan el proceso industrial y mejora la toma de decisiones.

El aporte de la FIO resultó “muy útil” ampliando las herramientas disponibles para “programar tareas en forma efectiva y conocer más información del estado en que se encuentra el equipo”, detalla Sottile.

Dichos ensayos, junto con otros que se venían haciendo, lograron “optimizar y hacer más eficiente la toma de decisiones, pudiendo estar un paso adelante y prevenir eventos no deseados” junto con el resto de las inspecciones y controles, como termografía y control de vibraciones.
“Una sola técnica no es capaz de determinar el estado integral del motor por sí sola. Se deben evaluar los resultados de distintos ensayos e inspecciones para elegir las medidas correctivas adecuadas”, observa Miguel Sottile.

El objetivo es “evitar paradas intempestivas, anticiparse”, apunta el Ing. Carlos Verucchi, dando cuenta de que la prestación comenzó con tres motores de la planta de pisos y revestimientos pero proyecta ampliarse.

“Cada dos meses hacemos una visita a la planta y monitoreamos los motores. Tomamos datos, analizamos y presentamos un informe” aunque “hay ocasiones en que nos llaman por un imprevisto. No podemos garantizar que un motor no falle; sí ampliar las herramientas de diagnóstico para poner al motor más en resguardo”, enfatiza el director del LIDME.


Cómo cotiza lo académico

En los inicios del siglo XX este monitoreo de motores no era habitual en Argentina aunque, veinte años después, sigue siendo novedoso, lo que ubica a la FIO en un lugar estratégico y, a la vez, protagónico.
“La industria pionera mundial intentó vender el equipo en nuestro país. Lo ofrecieron con un éxito mínimo, era muy costoso y al ser nuevo cuesta imponerlo. Hay resistencia”, analiza Carlos Verucchi.

A nivel UNICEN, la Facultad de Ingeniería hizo un desarrollo competitivo y eficiente. Las prestaciones con dos empresas multinacionales lo certifican.
“El servicio no es costoso, poniéndolo en contexto. Si consideramos que un motor de mediana o gran potencia tiene un valor de varios miles de dólares y se puede salvar por 50 mil pesos bimestrales, el costo resulta insignificante”, evalúa el profesional. “Esto sin contar el costo asociado a los tiempos de parada en líneas de producción que ocasiona una falla. Y por último, el monitoreo también permite detectar comportamientos con bajo nivel de eficiencia energética y otras anormalidades en las instalaciones industriales”.

¿Cuáles son las perspectivas de la FIO de aquí en más? Salir al mercado y “ofrecer el equipo como un producto. El trabajo más grande está hecho, que es el algoritmo para el diagnóstico y la idea es que sea un programa con una interfaz gráfica amigable, para que pueda competir con el equipo extranjero y así “avanzar en lo que se conoce como sustitución de importaciones”, plantea Verucchi con fundada expectativa.

“Esto empezó hace 20 años y evoluciona en forma constante. Intentamos incluir permanentemente nuevas funciones al equipo. Algunas son el resultado de nuestros propios trabajos de investigación. De esa manera estamos en condiciones de ofrecer un producto que se actualiza más rápidamente que las versiones más comerciales. Por otra parte tenemos pensado ofrecer la posibilidad de vender el equipo con o sin asistencia”, es decir, mantener la opción de analizar los diagnósticos a la luz de todos estos años de experiencia acumulada, pregona Verucchi con la bandera de la FIO bien alta, haciendo punta en tanto en el ámbito académico como dentro del engranaje empresarial.



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