LOCALES
2 de abril de 2013
Una historia de Malvinas
En la ciudad de Bahía Blanca a días de conmemorarse un nuevo aniversario del conflicto de nuestras Islas, un un integrante de nuestro staff, Marcelo Martínez, que visitó la base, pudo entrevistase con un reconocido excombatiente.
Allí estableció contacto con el Sr. Alberto Phillipi, quien al momento del desembarco argentino en Malvinas, se desempeñaba como tripulante del avión A 4Q Skyhawk en dotación en nuestra Armada Argentina, mas precisamente en la 3ª Escuadrilla de Caza y Ataque, con asiento en Bahía Blanca.
El entorno de su cálido hogar nos encuentra para comenzar con el diálogo sobre la contienda, que lo destacaría como un avezado aviador militar, con varias misiones a su cargo durante la misma. Una de las más recordadas, es la del 21 de Mayo, que lo encuentra volando con sus dos compañeros, el Tte. de Navío José Arca y el Tte. de Fragata Marcelo Márquez, a más de 500 nudos sobre el Estrecho de San Carlos. La misión consistía en ubicar a una fragata que se creía era “piquete” de radar y con la supuesta misión de detectar a los aviadores argentinos, para que fueran interceptados por sus colegas británicos.
Al comenzar el ataque, recuerda Phillipi “los tres efectuamos un suave viraje que nos colocó de frente a la fragata, se trataba de la HMS Ardent, a la cual ataco, lanzo mis bombas que dan en el blanco. Mientras esto sucede dos aviones enemigos nos están esperando para poder perseguirnos y derribarnos”. El primer avión en caer es el del propio narrador, quien al ver que la nave era ingobernable, decide efectuar la eyección de su asiento para salvar su vida. Sus dos compañeros sufren, de la misma manera, el fin de su vuelo, solo con la triste novedad de que uno de sus compañeros fallece, antes de poder lanzarse de su avión dañado.
Una vez en tierra, procura no ser capturado por los invasores ingleses, ocultándose entre la turba malvinense, la cual lo protege por el lapso de tres días ”eternamente penosos y largos”.
La guerra depara sorpresas inimaginables, una de ellas, fue la amistad con un kelper, Tony Blaque, “manager” de la estancia “North Arm”, quien lo rescató y entregó a las fuerzas argentinas, que lo enviaron al continente para su recuperación.
Para Phillipi “esta amistad sigue muy vigente”. Es así que Tony llegó a Argentina para poder encontrarse con aquel aviador que rescató, suceso que fue incluso muy difundido periodísticamente, por esta particular circunstancia.
Con el correr del tiempo, Alberto fue un muy distinguido piloto naval, recibiendo el reconocimiento de sus pares, como así también, el de muchos aviadores extranjeros, incluso, algunos que fueron adversarios.
Phillipi ha concedido varias entrevistas a diferentes medios británicos y franceses, entre otros y además, ha recibido diferentes condecoraciones por su desempeño, siendo el que mas le reconforta, el reconocimiento de su pueblo como Veterano de Malvinas.
La entrevista culminó con un recorrido por la Base Naval Comandante Espora, mas específicamente en las instalaciones del Museo Naval, hogar de los mas interesantes artículos en relación con nuestra Aviación. En ella tiene lugar una sección muy bien documentada de la Gesta de Malvinas.
En los hangares, donde hace 31 años atrás existía un ambiente frenético y febril por la actividad, ahora hay solo silencio.
El hogar de su querida y recordada 3ª Escuadrilla de Caza y Ataque, hoy desactivada, lo encuentra entre recuerdos y detalles que, notamos, denotan su emoción. La emoción de un tiempo que ya pasó, pero que en su memoria de Halcón, vivirá eternamente.