Según se explicó, este evento se pudo observar, con diferente grado de ocultamiento, en gran parte del planeta. Esta vez, el cielo no se oscureció completamente, como sí sucede en un eclipse total, debido a que la Luna no tapó por completo al Sol. De hecho no se pudo ver la Luna en frente al Sol, ya que un 4% la superficie de la estrella quedó sin ocultar y es suficiente para encandilar, por lo que para poder observar el famoso anillo de fuego se debieron utilizar los anteojos.