Lunes 3 de Febrero de 2025

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3 de febrero de 2025

“Estamos contando la historia de un raid que se hizo hace 100 años”


La historia cuenta que un Ford T recorrió 80 ciudades de la provincia de Buenos Aires. Eran otros tiempos y otros caminos en donde quedó su huella. Julio Dupont, tiene como objetivo repetir la travesía y cumplir con un sueño que nació con las anécdotas que le contaba su abuela.

Julio Dupont está cumpliendo su sueño y no lo hace sólo. Hay amigos, familia, gente que colabora desinteresadamente, compañeros momentáneos de ruta, y el espíritu de su abuela que lo siente cada vez que se sienta al volante. Tanto es así que el Ford T lleva en el frente su nombre: Haydeé.

“La vuelta al 100.000” se llama el proyecto que comenzó el 29 de diciembre del año pasado, cuando se cumplieron los 100 de la travesía de aquel Ford T.

“Soy de Algarrobo, un pueblito de la provincia de Buenos Aires, Partido Villarino”, contó Julio, en diálogo con LU32, y mencionó que su sueño era poder repetir un viaje histórico a bordo de un Ford T.

“Estamos contando la historia de un raid que se hizo hace 100 años atrás. Salió el 29 de diciembre del año 24, pasó por 80 localidades y entre esas, Olavarría. Estamos replicando ese raid, pasando localidad por localidad”. En total serán 5.200 kilómetros.

Su viaje comenzó el 29 de diciembre del año 24, cuando se cumplieron 100 años justo, a la misma hora, 5 de la tarde, con un Ford T, con 100 años de uso.

El domingo, cuando anochecía, llegaba a la ciudad manejando el Ford y se detuvo en la puerta del Museo Dámaso Arce. Sobre la calle, de uno y otro lado, se llevaba a cabo la muestra de autos personalizados. Cuando el Ford T ingresó en la cuadra ninguno pudo dejar de admirarlo.

“Acá tengo amistades muchas de las baquets, Nuchi Spinella es muy amigo mío y Lucrecia Meschini me da una mano en lo que es fotografía”, contó y afirmó que “con Nuchi coincidimos en que los autos cuentan una historia, que tienen el paso del tiempo encima y a mí me atrae mucho eso y juego con ese estilo de auto para dar esta vuelta”.

Pero Julio no viaja solo, porque lo acompaña Paulo, “un amigo de toda la vida”. “Él es el que me va filmando, que me da una mano atendiendo el teléfono y lo que es mecánica lo hago yo”. Ya llevan 40 días de convivencia y “es una hermosa experiencia”.

 

“Cada minuto encontramos a alguien que nos cuente una historia que tuvo un Ford T, o chicos muy chicos que les llama la atención, y si quieren subir o dar una vuelta, o ir a un geriátrico y llevar gente a pasear, eso es lo que me llevo: la vivencia”, manifestó.

Julio sabe cuándo empezó su viaje, pero no sabe aún cuándo terminará. Aunque reconoció que “tendría que terminar en pocos días para poder volver con mi familia, pero hoy el objetivo que tenemos es distinto”, afirmó y comentó que ya tiene una invitación para participar de la Fiesta del Automovilismo en Balcarce.

“Hay un hombre de 99 años que me está esperando y además no puedo dejar de pasar por 200 kilómetros, si va a ser 7.000, 7.200, ya es lo mismo. Después de ahí tendremos una semanita más, 10 días para llegar a La Boca, que es donde termina el raid y después tendré 3 días, 4, bajando tranquilo, porque ahora me pasa que me conocen por las redes y me invitan de un lado o del otro”.

Hasta ahora, la historia fue la de Julio, pero el Ford T y está íntimamente relacionada con su abuela, aquella que cuando era chico le contaba anécdotas sobre aquel auto.

“Estaba buscando uno de 1924 para replicar el que se hizo el raid, solo que bueno, lo que tiene de interesante es que dice Haydee adelante. Haydee era Haydee Franchi, mi abuela, que vivía en Nicolás de Valle, de 30 kilómetros atrás de Algarrobo. Ella me crió hasta los 7 años, y con mucho orgullo me contaba que iba a ver su novio, Víctor Dupont, mi abuelo, y que iba costeando el camino de las vías, sola, manejando un Ford T”.

 

“Era su gran orgullo manejar un auto sola en la década del 30’, y esa historia me la decía siempre, y después de mi viejo me empezó a comprar Ford T”. Tiempo después, cuando viajaron al campo familiar, se encontraron “los dos faroles de ese auto que lo habían desarmado, y los guardé siempre como un tesoro. En este viaje los puse en este Ford T para simbolizar que me está acompañando un poco mi abuela con su historia de amor con mi abuelo”.

 

“Arriba del auto somos dos, pero yo digo que somos tres, por la historia de familia que te conté, pero abajo son más de 400 personas que me están empujando, alguien para darme una mano, y todos los días hay alguien que me manda un giro o algo”, dijo, orgulloso, de poder cumplir su sueño y mantener viva la memoria de su abuela.



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