Salaberry manifestó que hay mucha gente necesitada en nuestra zona y que lo que uno percibe en el lenguaje es que somos “ellos y nosotros”.

Agregó que somos todos hijos del mismo padre y que debemos tratar de ayudar a los hermanos que nos necesitan, no solo una vez, sino todas las veces que sea necesario dar la mano.

Indicó que estos sentimientos, sumados a esa sensación de que todos queremos ser buenos arrastrados por los gestos de Francisco, ayudarán a vivir la Pascua y a transitar un año que esperemos que sea mejor, expresó Salaberry.

Respecto a la suma de fieles, sostuvo que ha llegado a niveles no pensados.

Explicó que se han acercado personas católicas no practicantes, que por ahí se encuentran dificultados de participar debido, por ejemplo, a su trabajo.

Anheló que la Iglesia pueda aprovechar este envión que ha dado la asunción del Papa argentino.

Expresó que tras esas “ganas de ser bueno”, debería llegar una facilitación de la convivencia, provocando menos conflictos por lo que el monseñor consideró “tonteras”.

Señaló que es una actitud linda y pascual para volver a comenzar.

Por último, confesó que Bergoglio, ya consagrado como Francisco llamó a la diócesis azuleña para hablar con él, pero no lo encontró.

“Estaba trabajando” manifestó el prelado.