Viernes 29 de Marzo de 2024

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12 de octubre de 2013

Cuarta Jornada de Alimentación, en la Facultad de Ingeniería

Con eje en la propuesta Desafíos para alimentarse en forma segura y nutritiva, se llevó a cabo en la casa de altos estudios. Comprender los problemas de los sistemas alimentarios es el primer paso para luchar contra el hambre y la malnutrición. Las soluciones deben asegurar el acceso a los alimentos, con el conocimiento para aprender a comer en forma saludable, exigiendo productos de calidad, y además cuidando el medio ambiente.
Estos desafíos fueron planteados desde múltiples miradas durante la Cuarta Jornada de Alimentación de Olavarría, realizada en la Facultad de Ingeniería de la Unicén, como un anticipo del Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora en todo el mundo cada 16 de octubre.

El Día fue proclamado por la Confederación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que este año tiene como consigna los “sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición”. Al amparo de estos preceptos, la Jornada en Olavarría convocó a unas cien personas quienes debatieron alternativas para mejorar la salud alimentaria de la población. Tecnólogos, investigadores, profesionales de la salud, docentes, alumnos, personas con restricciones alimentarias, profesores de educación física, y hasta deportistas, expusieron sus experiencias para incrementar un conocimiento que pueda alentar nuevas soluciones.

La Jornada se realizó en el marco de un proyecto de extensión denominado “Educación Alimentaria: un espacio para compartir ciencia y tecnología”, impulsado desde el Departamento de Ingeniería Química de la Facultad.

En la apertura del encuentro, la vicedecana María Peralta resaltó la importancia de “generar espacios para poder ver las problemáticas de forma integral, y que las distintas miradas puedan enriquecer los trabajos que mejoran la calidad de vida de la gente”.

A su turno la directora del proyecto, ingeniera Carmen Mateo, aportó un panorama doloroso: “hoy cerca de 800 millones de personas en el mundo sufren de desnutrición”, si bien “el acceso a la alimentación es un derecho reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos”. Además, “los modelos insostenibles de desarrollo están degradando el ambiente natural, amenazando a los ecosistemas y la biodiversidad, vitales para nuestro abastecimiento de alimentos. Y las políticas e intervenciones relacionadas con los sistemas alimentarios rara vez se diseñan con la nutrición como objetivo principal”, disparó. “La infancia y la adolescencia es una etapa idónea para aprender a comer en forma saludable, y para eso es necesaria la intervención de padres, educadores y profesionales de la salud. Si hay buenos hábitos alimentarios, se previenen enfermedades”, agregó Mateo. “Esta Jornada es una oportunidad para plantearse preguntas, mostrar las investigaciones, y reflexionar sobre la educación alimentaria”, puntualizó.


También abrió la Jornada la ingeniera Susana Nolasco, directora del núcleo de investigación Tecse (Tecnología de Semillas) de la Facultad de Ingeniería, quien sostuvo la necesidad de “ir hacia un sistema de alimentación sostenible que incluya a la agricultura pero también a la tierra, al agricultor, al tecnólogo, al comerciante, al consumidor, en una relación más equilibrada entre el campo, la industria y la ciudad”.

En este contexto, el sistema universitario “debe contribuir a la formación de recursos humanos capaces de dar respuestas útiles y comprometidas para educar en alimentación, socializando las actividades de investigación y desarrollo”, remarcó.

En este sentido, desde 2004 Ingeniería atiende estas necesidades a través de la carrera Licenciatura en Tecnología de los Alimentos, con profesionales que se desempeñan en plantas elaboradoras, en control de calidad, en investigaciones y en la transferencia de tecnología, así como en el desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles. “Estas Jornadas son un sencillo aporte para lograr avanzar hacia un nuevo sistema alimentario”, resumió Nolasco.

Control y compromiso

Uno de los conferencistas fue el doctor Héctor Pilatti, un abogado especializado en agronegocios y alimentos de la UBA, quien expuso la “Normativa argentina sobre propiedades saludables atribuidas a productos alimenticios”. Pilatti advirtió que “los alimentos, además de tener beneficios, pueden ser vehículos para un daño o una enfermedad. Si falló alguna etapa de su elaboración que provocó la transmisión de una enfermedad, deben revisarse las herramientas técnicas de prevención, además del marco normativo”.

Según el profesional, “la relación que se establece entre quien pone a disposición un producto alimenticio y quien lo consume es una relación jurídica, y esa relación no puede estar interferida por engaños o errores. Por eso el consumidor debe estar atento y saber quién lo elabora y si está aprobado”. También se refirió a la producción casera, que “valoramos mucho, pero generalmente no sabemos cómo fue elaborado un producto, en qué condiciones, con qué insumos, y si fue controlado. Los riesgos se incrementan, y como consumidores tenemos que minimizar esos riesgos”, aconsejó.

La siguiente conferencia estuvo a cargo de la licenciada en biología Susana Diéguez, docente de la Unicén y miembro de la CIC, quien abordó asuntos sobre los “Residuos de antibióticos en alimentos de origen animal”.

Diéguez admitió que “el problema del uso de medicamentos veterinarios, particularmente antibióticos, son las consecuencias aparejadas sobre los alimentos. La base está en la aplicación de los tratamientos en la producción primaria, en el campo, donde los animales dedicados al consumo humano están hacinados en producciones intensivas, donde se deben utilizar estos antibióticos sino sería inviable la producción”, graficó.

“La clave es atacar la primera etapa de la producción del alimento”, subrayó la licenciada. “No se trata de dejar de usar antibióticos, sino hacerlo racionalmente, con supervisión de un profesional veterinario, que se respeten los tiempos de espera entre la aplicación y la faena del animal o la recolección de los productos”, planteó. Además de hacer más eficiente el uso de medicamentos, “en la producción primaria hay que atender las prácticas de higiene, manejar grupos pequeños de animales, no someterlos a condiciones de estrés, todo eso hace que no se vea afectada la calidad del alimento”, agregó.

Experiencias

Durante la Jornada se exhibieron una gran cantidad de trabajos de investigación realizados por estudiantes, docentes, y profesionales vinculados a la alimentación. También hubo varias mesas redondas, que alentaron la discusión y la reflexión. La primera fue sobre “Fuentes de alimentación no tradicionales”, donde participaron la ingeniera Susana Nolasco, el doctor Guillermo Manrique, el médico veterinario Pablo Sanzano, y la ingeniera Nora Poncio.

Otro de estos espacios abordó la “Actividad física y nutrición (en niños y deportistas)”, con distintas miradas aportadas por la licenciada en nutrición Regina Traverso, el profesor de educación física Gabriel Rosatto, la ultramaratonista Gabriela Cotugno, y el licenciado Bruno Ferrante.

La última mesa redonda se ocupó de la “Celiaquía y alimentos libres de gluten, que contó las experiencias y expectativas de Sergio Lovecchio, coordinador de ACELA, (Asistencia al Celíaco de la Argentina), las doctoras Carmen Mateo y Silvina De Souza, y la estudiante de la Licenciatura en Tecnología de los Alimentos, Pía Bertoli.

También en el marco de la Jornada se realizaron talleres de alimentación saludable, destinados a estudiantes de nivel secundario, donde docentes y alumnos de Ingeniería realizaron distintos experimentos con alimentos, para promover buenos hábitos alimenticios.

Como en las ediciones anteriores, la Jornada de Alimentación de Olavarría actualizó la situación de los grandes temas mundiales que afectan a las poblaciones, se ocupó de las problemáticas regionales, sus consecuencias y desafíos, y principalmente alentó un mayor conocimiento sobre los sistemas alimentarios, con múltiples propuestas para encontrar soluciones integrales tendientes a mejorar la calidad de vida de las personas.
 



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