Reconoció que si bien no es un tema abrumador como en el Gran Buenos Aires, aunque sea incipiente, como familia diocesana y sociedad, se está en condiciones de abordar y poder salvarnos o resistir a esta daño enorme que producen las adicciones.

Señaló que las mismas acaban con, por ejemplo, la fuerza para realizar cambios y transformar que tienen los jóvenes. “Es como que adormece a la juventud” afirmó el Obispo.

Agregó que todos los poderes del Estado, junto con las iglesias y la sociedad deben preocuparse más por este tema.

Por otro lado, sostuvo que desde siempre él animó y aconsejó a que los jóvenes participen en política.

“Desde que soy Jesuita, hace casi 40 años”.

Respecto a la agrupación política o partido, consideró que tiene que ser el que mejor represente a su pensamiento, que puede cambiar a lo largo de su vida.

Señaló que si otra agrupación le da mejores herramientas para lograr el bien común, que es el objetivo que debe perseguir el militante político, no hay problemas en que cambie.

Por último, en la salutación navideña, Salaberry, indicó que el pesebre de Belén nos invita a estar cerca de los que están en la oscuridad.

Añadió que hay que ayudar a los que caminan a los tropezones, no porque seamos sabelotodos, sino porque nos animamos a darles una mano.

Muchas veces a nivel persona se deja de percibir que una va a tientas caminando.

Y concluyó que hay que descubrir en la pobreza nuestra condición de hermanos.