En la Provincia de Buenos Aires la ley, que no se aplica porque aún no fue reglamentada por el Ejecutivo, fue aprobada el 5 de enero de 2010 por la Legislatura bonaerense.

Allí se establece que, para trasladar a un can de este tipo por la vía pública, su dueño debe colocarle un bozal y una correa corta, y en caso de incumplimiento, pueden aplicarse multas que van desde los 500 a los 2 mil pesos.

Desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires reclamaron aplicar la norma, ya que la considera de mucha importancia. "Está claro que desde el Estado no quieren generar una cuestión administrativa porque eso genera un gasto", dijo el vicepresidente de la entidad, Osvaldo Rinaldi. Y agregó: "No deberíamos esperar que pase una tragedia para reglamentar una norma como esta".

La ley 1047 crea el Registro de Propietarios de Perros Potencialmente Peligrosos -como los de las razas rottweiler, pitbull, doberman y dogo- por el cual se debía inscribir al animal antes de que cumpla seis meses de vida y debía identificárselo mediante la colocación de un chip o tatuaje. Además prevé la existencia de una delegación en cada municipio. Si bien no se aplica, algunas comunas han decidido avanzar con los controles. Tal es el caso de Necochea, quien desde el año pasado comenzó a controlar si los perros de razas peligrosas o mestizos de gran porte, tienen colocado el chip.

En cuanto a los costos que podría significar para cada propietario, Rinaldi detalló que a la colocación de un chip -que tiene un valor de unos 10 dólares-, hay que sumarle unos 70 pesos que cobraría el veterinario, todos costos que correrían por cuenta del dueño del animal. En tanto, las máquinas para leer esos chips tienen un valor que arrancan en los 100 dólares, y sería un gasto que dependería de los municipios.

Cuando el Gobierno de Scioli decidió avanzar en esta ley la justificó en las más de 8 mil mordeduras mensuales. Además, el 80 por ciento de las lesiones graves provocadas por perros afectan a menores de 16 años, el 80 por ciento de los perros mordedores tienen dueños y el 78 por ciento de los animales que muerden no están vacunados.

"En zonas urbanas la tendencia es más a tener gatos o perros chicos, pero en zonas suburbanas sí se eligen perros grandes", contó Rinaldi. Aunque aclaró: "En general, la culpa es del dueño que no sabe manejar la tenencia de un perro de los denominados peligrosos".