En abril del 2022 compartía una nota de opinión donde hablaba de la importancia que ha tenido el Censo para la historia de nuestro país: “Medir para gestionar”. También detallaba la denuncia presentada por el Diputado Martín Tetaz respecto a lo sucedido en La Matanza en el Censo 2010, donde denunciaba que el número de habitantes había sido adulterado para recibir mayores fondos a través de coparticipación.

Con los datos conocidos este 31 de enero, esto parece confirmarse: el partido más grande de la Provincia de Buenos Aires pasó de crecer un 3.9% anual entre 2001 a 2010, a un 0.2% anual del 2010 al 2022. Esto implicó alrededor de 85 mil millones más de ingresos para el municipio de Fernando Espinoza y Verónica Magario (actual vicegobernadora de Kicillof) en concepto de coparticipación municipal, y menos para el resto de los municipios de la provincia. Cómo mínimo la situación merece una investigación.

258 días demoraron en dar a conocer los datos. 166 días después de que se venciera el plazo. En los días posteriores al 18 de mayo del año pasado se dio a conocer que en Argentina había 47.327.407 habitantes, según el informe de ayer esa cifra cambió a 46.082.160. Esto nos da una diferencia de 1.245.247 entre un informe y otro. Un operativo donde las nuevas tecnologías lo deberían haber facilitado, deja más dudas e interrogantes que certezas.

En lo estrictamente local, el informe presentado en el día de ayer indica que en Olavarría somos 126.328 habitantes, de los cuales el 51.71% son mujeres (63.311) y el 48.28% hombres 59.113. El crecimiento de la población respecto a lo registrado en el Censo 2010 (111.320) es de un 13.48%. Esto siempre y cuando sea confirmado como el número definitivo. Que por cómo se están dando las cosas, no sorprendería algún otro cambio.

En resumen, por todo lo detallado podemos concluir en que es una nueva oportunidad perdida del Gobierno, en tratar de demostrar confianza y transparencia a la hora de gestionar. Una radiografía exacta de lo que han sido estos poco más de 3 años de gestión. Y deja a las claras la necesidad de que los argentinos tengamos un Estado moderno, que genere los diagnósticos que permitan administrar correctamente y dar las respuestas que nuestra sociedad demanda.