La última revisión aprobada corresponde al año 2006, cuando todavía era presidente Néstor Kirchner. A partir de ahí, la aprobación de cuentas está congelada. El dato particular es que la demora de la ratificación de las cuentas del Gobierno parte también desde el oficialismo, que en varias etapas de estos años tuvo mayoría propia como para aprobarlas.

La importancia también está dada porque, desde la desaparición del Tribunal de Cuentas durante el gobierno de Carlos Menem, este es el único mecanismo de control de la ejecución de fondos por parte del Ejecutivo nacional.

El trámite parece estar frenado en el Congreso: se sabe que en un par de oportunidades la propia Presidente lo pidió al jefe de Diputados y del Senado, aunque sin demasiadas respuestas. También la AGN envió los informes del gasto hasta 2009, pero los expedientes no llegan al recinto.

La revisión de las cuentas se vuelve aún más importante por la cantidad de partidas ejecutadas a través de decretos de necesidad de urgencia, y por la estatización de empresas y expropiación de acciones que se han dado en el último tiempo.

Según se informó desde el Senado, el rechazo del radicalismo a los informes del último año de gestión de Néstor Kirchner y el primero de Cristina Kirchner se basó en las objeciones a los DNU que modificaron las partidas en esos años.

"El kirchnerismo en esos años estableció un esquema de modificación del Presupuesto nacional. El Poder Ejecutivo sancionó en 2007 dos DNU alterando las cuentas presupuestarias, mientras que en 2008 un solo DNU modificó en un 80% el cálculo de recursos y gastos", explicaron desde la UCR.

"Más allá de no reunir los requisitos de necesidad y urgencia, el Gobierno ha vulnerado los últimos límites que le quedan a la Ley de Administración Financiera vigente disponiendo considerables aumentos en el gasto público y en el endeudamiento del Tesoro", detalla el informe firmado por Gerardo Morales, Ernesto Sanz, Enrique Vaquié y Manuel Garrido, todos integrantes de la Comisión Mixta Revisora de Cuentas.