Algunas marcas comenzaron a fines de junio, apenas después del Día del Padre, y otras a partir del 6 de julio, con descuentos que van del 20% hasta el 50%. A fin de mes se profundizarán y extenderán esas ofertas para liquidar el stock del invierno y dar así lugar en las vidrieras, en agosto, a la nueva temporada.


Las marcas aseguran que el consumidor está más exigente; ya acostumbrado a las promociones contínuas de bancos, centros comerciales y marcas, éstas no sirven para impulsar el consumo. Además, la incertidumbre sobre el bienestar de la economía por ciertas medidas del Gobierno impulsó un mayor cuidado en los gastos.


“Los días de la semana casi todas las marcas tienen promociones con bancos diferentes. Pero ya no generan como antes picos de ventas. Sólo se vende mucho más cuando hay una rebaja fuerte y puntual por un día, de 40%”, explicó Álvaro Pérez Esquivel, gerente de Marketing de Mazalosa, dueña de Portsaid, Desiderata y System. Pero, de todos modos, no pueden dejar de dar estos beneficios porque quedarían fuera del mercado, con mayores pérdidas.


“Algunos locales crecieron y otros decrecieron, pero el mercado en general cayó. Pensamos que el cierre a la importación nos favorecería, porque producimos en el país y creíamos que le faltaría mercadería a otras marcas. Pero no fue así, eso no ayudó”, admitió Franco Garone, gerente General de Boating. Por su parte, Pablo Sönne, CEO de Rever Pass, aseguró que “los que dependían de la importación vieron sus ventas más diezmadas. Nosotros, con nuestra propia planta, pudimos crecer”.


El verano ya había sido “tibio” en ventas, pero el invierno no ayudó. Pese al frío, la desaceleración prevista por las marcas se convirtió en leve caída en unidades, con un saldo aún positivo en facturación, por la inflación.

En el sector explican que incidieron varios factores. La incertidumbre generada por ciertas medidas, como el anuncio de la quita de subsidios de los servicios, o la limitación a comprar dólares en un contexto internacional de crisis, llevó a la gente a cuidar más sus gastos, al no saber cómo seguiría su situación. “El cepo al dólar debería alentar el consumo ya que, al no poder comprar, la gente debería gastar sus pesos.

Pero eso no se ve, cuidan su dinero”, advirtió Garone. “La gente compraba ya de modo muy racional, exigía mucho. Y, en este contexto, al tener dudas de lo que sucederá, compra menos, se cuida más”, agregó Pérez Esquivel.


Otras firmas consultadas que prefirieron no ser mencionadas admitieron haber sido afectadas por el freno a importaciones. “Tuvimos que buscar fabricantes locales para algunas prendas que importábamos con mejor calidad y menor precio de India o China. Los fabricantes se vieron desbordados, al no tener tanta capacidad, y subieron los precios, afectando más los costos”.