Viernes 29 de Marzo de 2024

NACIONALES

8 de mayo de 2022

Franchi: '¿Vale la pena hacer ciencia en un país con un 40% de pobres?'

La titular del CONICET concedió una entrevista a la Agencia Comunica, de la Facultad de Ciencias Sociales, en el marco de su visita a Olavarría. La federalización de la ciencia como objetivo y la necesidad de la misma para sacar a la población de la pobreza. Para la titular del Conicet, es imprescindible valorar la investigación científica y destinar presupuesto. “Hoy más que nunca la ciencia es soberanía", aseguró.

Por Fernanda Alvarez - AC

“Es imposible que un país tenga un proyecto inclusivo sin ciencia y tecnología”, aseguró la presidenta del Conicet, Dra Ana María Franchi, en su paso por Olavarría para la inauguración de un nuevo sector del Incuapa. Antes de llegar a la Facultad de Ciencias Sociales, la investigadora dialogó con agencia Comunica y abordó la importancia de la ciencia para “responder a necesidades de la gente, para que puedan vivir mejor”.
Además, resaltó la cantidad de mujeres haciendo ciencia, pero aseguró que es necesario que accedan a mayores cargos jerárquicos.
Directa, clara y entendiendo a la ciencia como un derecho, la presidenta del Conicet habló sobre el presente y el futuro de la ciencia en la Argentina. Para nuestro propio país y para el mundo.

-Cuando asumiste dijiste que la intención era federalizar el Conicet para que no exista concentración solo en las grandes ciudades y bajar la ciencia al territorio. ¿Se pudo lograr ese objetivo?

Nosotros tomamos distintas medidas entre el Conicet y el Ministerio de Ciencia y Tecnología. La Argentina tiene 3 investigadores cada mil personas de la población económicamente activa; los países desarrollados tienen 10. Pero si miramos Capital Federal, hay 9, un número similar al de Alemania. Entonces lo primero que hicimos a nivel de incorporación de investigadores/as fue mirar qué provincia tenía menos cantidad y crear una forma de ingreso que nosotros llamamos Proyectos Especiales donde les pedíamos a las provincias que propongan temas que les interese. En Entre Ríos, ingresaron 13 investigadores en temas que dispuso la provincia y comprometimos a las universidades. Hoy compiten 4: La Pampa, Catamarca, Chaco y San Juan, todas en sus temáticas particulares. Hicimos vacancias geográficas y temáticas: ciencias del mar, ciencias forestales, geología, zoonosis..

-O sea que el Conicet abrió el juego sobre qué cosas se considera que es necesario investigar…

La idea es trabajar sobre demandas locales y nacionales. Yo muchas veces empiezo mis charlas preguntando ¿vale la pena hacer ciencia en un país con un 40% de pobres? ¿Qué ciencia hay que hacer para que se financie eso y no la apertura de un comedor? Esa ciencia debe responder a necesidades de la gente para que puedan vivir mejor, al menos para esta administración. Con esa decisión, y con 800 ingresos, casi duplicamos los ingresos anuales que daba la administración anterior. 400 de esos ingresos son dirigidos, estos especiales, otros de fortalecimiento a instituciones que son de ciencia y técnica y proyectos estratégicos. Y también subsidios, como el Impactar, que como el nombre indica trata de generar un impacto en la comunidad. Por ejemplo en Aluminé sucede algo puntual: hay mucha población rural y mapuche, el ganado sufre infecciones y se pierden las crías, esto impacta en la economía. Con 4 mil habitantes se está instalando un laboratorio de biología molecular, asociado a la escuela agro industrial, y esopermite que los que estudian ahí podrán trabajar en ese laboratorio. Como eso, cada lugar puede demandar en función de sus necesidades.

-Y para eso hace falta financiamiento, porque sin dinero es imposible de implementar cualquier programa.

Exacto. También están los financiamientos del Consejo Federal de Ciencia y Técnica, contamos con subsidios temáticos, como el de cannabis medicinal y cáñamo que anoche se convirtió en ley. Y ahora es la primera vez que tenemos ley de financiamiento de la ciencia, tecnología e innovación que fue promulgada el año pasado. Esto hace que el porcentaje del PBI dedicado a CyT aumente un 15% hasta llegar al 1% en 2032. Cuando terminó el gobierno de la Dra Kirchner teníamos el 0,35 del PBI, cuando terminó el de Macri, el 0,22 y este año llegaremos al 0,31. Y eso permitió lanzar dos programas: EquipaCiencia y Construye Ciencia. No se hace ciencia sin equipamiento. Se están entregando fondos a cada provincia, se están construyendo edificios que faltaban y además los científicos se encuentran con empresarios.

-¿Considerás que la ciencia debe servir para garantizar derechos?

Absolutamente. Volvamos al cannabis. Si miramos dos años atrás, a las Ong y mamás que cultivaban marihuana para sus chicos, les entraba la policía, les secuestraban las plantas… Con diputadas y desde el Conicet se trabajó porque la ley anterior solo habilitaba a que cultivaran el Conicet y el Inta y la ley de anoche en cambio es más inclusiva. Es un derecho a una medicina distinta, alternativa, que alcanza a gran cantidad de personas. La ciencia debe garantizar derechos humanos. No hay mayor ejemplo que el de las Abuelas: cómo demostrar que un niño era hijo/a de desaparecidos. La ciencia les resolvió este problema y les da el índice de familiaridad. Ese es el ejemplo paradigmático

-Podríamos decir que la ciencia es “amigable” con las mujeres?

No. Todavía nos falta. En la Argentina es peculiar, hay más mujeres que varones haciendo ciencia, casi el 54% son mujeres.

-Pero…

Pero..¿dónde están? Voy a las universidades nacionales y creo que hay unas 10 rectoras nada más. En el Conicet tenemos 5 categorías. La más alta tiene solo 24% de mujeres. Nos cuesta llegar. Hay que seguir trabajando en el tema del cuidado, crear jardines maternales, facilitar licencias. Cuando yo era becaria no había licencias. La Dra Barrancos fue quien las puso, viendo cómo asociarnos con universidades, porque somos las mujeres las que están a cargo. Estamos trabajando en violencia de género y acoso, tenemos observatorios en distintos lugares. queremos divulgar estos temas. Cuando empezamos con estos temas nadie nos daba bolilla: éramos Silvia Cochen, Diana Maffía y yo. Y éramos un problema.

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-¿La pandemia profundizó esta situación? Porque las mujeres hemos tenido que trabajar puertas adentro pero profundizando las cuestiones domésticas, a cargo de la educación incluso de nuestros hijos e hijas.

-Sabes que a nivel mundial bajó muchísimo la participación femenina en pappers, sobre todo en lugares protagónicos. Bajó entre un 20 y un 30%. Nosotros permitimos a becarias un año más de plazo para que puedan terminar la tesis,. En el caso de las experimentales no podían ir a laboratorios pero los otros cuidaban niños, niñas y adultos mayores.

-Uno dice “científico” y en el imaginario surge la idea de un laboratorio. ¿Qué sucede con las ciencias sociales y humanas? Hay suficientes investigadores en esas áreas?

Se ingresa lo mismo por cada área. Hay más presión y postulantes de Ciencias Sociales y Humanas, pero la cantidad que ingresa es pareja. No hay tantos institutos, pero si investigadores que están trabajando. Lo que sí hay es mucha multidisciplinariedad. Se van juntando de diferentes áreas: un informático, un sociólogo, un médico. Hay muchos proyectos que se presentan de esta forma y se está trabajando con miradas más integradoras.

-Hoy no se duda del prestigio del Conicet, auqnue sí se puso en duda en el anterior gobierno, pero la entidad se hizo popular con la llegada del barbijo. ¿Por qué es importante la tarea del organismo?

Estamos terminando cuarta parte del siglo XXI y es imposible que un país tenga un proyecto inclusivo sin ciencia y tecnología. La administración anterior nos mató: bajo el 40% el presupuesto, los jóvenes se nos iban, pero no era un capricho. Si éste tiene que ser un país exportador de materias primas, nosotros sobramos y ahí la ciencia no es una inversión sino un gasto. Asi lo consideraban. Tiene su lógica en un país de 10 millones de habitantes. Ahora si somos un pais de 45 millones de personas, para que todos tengan una vida digna la ciencia y la tecnología es indispensable.

-Hablamos de barbijos, pero también de vacunas…

Hablemos de vacunas. Cuando salieron las primeras, 8 o 9 países compraron entre el 80 y 90% de producción de vacunas. Vencieron y no se usaron más vacunas en Europa que las que tuvo Africa. O sea, no salimos mejor de la pandemia. El capitalismo no es generoso y en las crisis mucho menos. La ciencia más que nunca es soberanía. Nosotros tenemos 4 proyectos de vacuna de diseño nacional muy adelantado, uno de ellos el de la Dra Cassataro de Universidad de San Martín está comenzando su fase clínica. Tener vacuna y tecnología para producir es fundamental. Y si miramos antes de la pandemia, eran pocos los lugares que podían detectar si tenías Covid. Y ahí hicimos los kits diagnósticos que hoy se exportan y son divisas que entran a un país que las necesita. La ciencia también es generación de divisas. Por eso es importante el conicet. El ejemplo de los barbijos es claro: se exporta, ha dado puestos de trabajo, la empresa creó otra fábrica a la que tenía. Se juntaron la empresa y los investigadores. Queremos que se haga carne que un desarrollo tecnológico y científico es un derecho humano porque te afecta a la corta o a la larga a tu vida.



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