Martes 19 de Marzo de 2024

EDUCACIóN

1 de octubre de 2022

Investigadora de Ingeniería quiere reducir efectos secundarios de la radioterapia

Luciana Mentasti estuvo trabajando en España, donde puso a prueba la investigación desarrollada desde la Facultad de Olavarría y confirmó que el nivel de formación argentino es equiparable, pero allá hacen punta gracias a la disponibilidad de equipamiento. La ingeniera valora el intercambio tanto a nivel personal como en lo institucional, dado que posiciona a la Facultad más allá de todas las fronteras.

“¿Un deseo de máxima? Que esto se transforme en una patente y generar un know how para hacer desarrollo tecnológico”, señala con entusiasmo la ingeniera química Luciana Mentasti. Es docente e investigadora de la Facultad de Ingeniería y regresó en julio de una estancia en la Universidad Complutense de Madrid. Allí pudo continuar con el desarrollo de un sistema de medición de rayos para atenuar el impacto de la radioterapia en pacientes con cáncer. El objetivo era y es avanzar con tratamientos más eficientes.

La experiencia europea sirvió para “enriquecer el trabajo experimental que venimos realizando en la FIO y plantear los puntos a desarrollar”, expone ya “en casa” la profesional que es becaria doctoral del CONICET y estuvo tres meses investigando codo a codo con el Grupo de Sensores Químicos Ópticos y Fotoquímica Aplicada (GSOLFA) de la Facultad de Ciencias Químicas, en Madrid.

Aquí, desde la FIO, integra el EDEMAP (Equipo de Desarrollo de Materiales y Procesos), que dirige el doctor Gastón Barreto y su estadía en España se dio a través de una beca de la Fundación Carolina cofinanciada por el Ministerio de Educación de la Nación.

El intercambio académico se llevó a cabo del 1 de mayo al 28 de julio de 2022 y eso permitió complementar y reforzar el vínculo que la FIO mantiene con el IFAS (Instituto de Física Arroyo Seco) que funciona en la sede de la UNICEN en Tandil.

“Nada de lo que venimos haciendo está mal. Eso nos valida y es una tranquilidad”, sostiene con orgullo Luciana Mentasti, tras asegurar que “logramos enriquecer el trabajo experimental y atender los puntos flacos que faltaba desarrollar en mi tesis. Esto le da otro valor, complementa y permite que tengamos nueva información para seguir trabajando y reforzar el vínculo con los integrantes de Óptica de Sólidos del IFAS, cuyo director es Martín Santiago, que se especializan en caracterizaciones de luminiscencia de materiales”.

El proyecto de investigación también cuenta con la asistencia de lleana Zucchi, del INTEMA (Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales), de Mar del Plata.

“Nos faltaba ese desarrollo por no tener equipamiento disponible”, sintetiza la ingeniera Mentasti, luego de reconocer que es “muy soñadora” y que su aspiración sería que “todo esto sirva para algo mas allá de mí porque lo más probable es que yo me doctore, como parte del trayecto formativo. Pero lo ideal sería que trascienda y sirva para alguien. Ojalá. Es un deseo de máxima, que esto se transforme en una patente”.
 
Cuestión humana y material

No es simple cambiar de escala y dejar de pensar en clave de laboratorio. “Eso cuesta pero estaría bueno sistematizar lo que desarrollamos, generar un know how para hacer desarrollo tecnológico. Es difícil pensar que esto se escale a algo industrial pero quizá lo toma alguien y eso dispara un desarrollo más tecnológico”, admite la investigadora local.

Abraza una meta sensible y a la vez conmovedora: minimizar el daño que los rayos provocan en los tejidos de quienes se hacen tratamientos contra el cáncer. Con ese objetivo cruzó el océano. Y volvió. “Soy una enamorada de mi país y de la FIO”, aclara toda vez que puede.

Acá los recursos son limitados pero la formación de grado y posgrado es muy completa. Lo comprobó al salir del país y confirmar que “tenemos profesionales con muy buen perfil, capacitados para resolver muchas cosas. Estamos a la altura de Europa. Yo estuve a la par de los becarios, hablando en los mismos términos. La diferencia es más de recursos y de equipamiento”, indica.

Las lógicas de trabajo también se diferencian pero la referente de la FIO prefiere la dinámica argentina. “En España son muy rígidos, muy estructurados y los investigadores no se juntan con los becarios. Es muy piramidal. Allá el director piensa y el becario hace. Acá pensamos juntos y uno aprende más”, subraya la ingeniera Mentasti.

La ventaja comparativa que tienen en el Viejo Continente es que “trabajan mucho en contacto con empresas y eso conecta más con el medio socio productivo. Quizá surge un trabajo de tesis a partir de una demanda puntual y es más fácil de aplicar. Lo malo es que la empresa está implicada en los contratos de la gente y si saca el financiamiento, te quedás sin trabajo”.

Otro dato clave es que “se insertan más fácil laboralmente. La industria busca doctores. Eso acá no se ve tanto” pero aún así “me gusta mucho vivir en Olavarría, me siento muy cómoda y necesitaba volver, sentirme en casa. Quizá en una instancia posdoctoral sí volvería a Madrid”, comenta la profesional priorizando su sentido de pertenencia.

En España, la carrera de grado es de 4 años y luego es necesario realizar un máster para poder acceder al doctorado. “En la suma es la misma cantidad de años pero allá tienen título de posgrado antes. Está mejor pensado porque eso los hace más competitivos”, analiza la investigadora.

Dónde poner el foco

¿La formación en la Universidad Complutense genera vínculos institucionales? “En curso no, pero el grupo quedó muy dispuesto a trabajar en conjunto. Dependerá de nosotros cómo capitalizamos eso”, reconoce Mentasti.

Una cuestión determinante, que ubica a los investigadores españoles en la delantera, es la disponibilidad de recursos materiales. “Tienen equipamiento más sensible, tecnológicamente muy superior al que había usado. Eso permite obtener información más detallada y me sirvió para ajustar algunas cuestiones experimentales. Uno de los focos es ése, qué optimizar pero nada de lo que venimos haciendo está mal”, enfatiza Mentasti.

En estas latitudes, además, pesan los tiempos de gestión ya sea para “conseguir el reactivo, ver quién puede medir y cómo obtener los resultados que se necesitan. Y todos esos tiempos tienen que ver con la falta de recursos”, asume.

Como contrapartida, eso “nos da ventajas porque hace que tengamos que rebuscárnosla con lo que tenemos, el famoso dicho ´lo atamos con alambre´”, reflexiona sobre el final. Y agrega un “me gustó mucho volver. Reinsertarme fue muy sencillo; tenía esa expectativa y pasó. Sigue siendo muy fácil y divertido trabajar con Gastón y con todos los integrantes del equipo”.



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